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☾ Capítulo 10☽

"Cercanos"

Gracias a la pequeña Kia, desde que trabajo cuidándola, aprendí mucho sobre las personas no videntes. Por ejemplo, en nuestro día libre, pudimos disfrutar de una película, solo que esta contenía una voz extra de una mujer que narraba y describía algunos hechos de los personajes para que Kia pudiera entender el contexto. En ese instante pude valorar más lo que era la vida, las posibilidades y enseñanzas que nos entregaba, y a comprender el mundo de esa niña.

Mika tenía su propia regla de vendarse los ojos y disfrutar de ese modo de la película abrazado a su hermanita. Una actitud que me pareció demasiado dulce y curiosa a la vez. Sin embargo, Ciro intentó copiar la actitud de su hermano para acompañar a Kia y aprender de ella, pero se frustró tanto el no poder saber qué sucedía con los personajes que arrojó lejos la venda y nos obligó a retroceder diez minutos de la película para entender.

Mi día fue hermoso junto a ellos, me sentía llena estar a su lado y compartiendo momentos muy agradables, pude darme cuenta de que era eso lo que necesitaba desde hace tiempo: el poder encontrar personas magníficas que me sumaran en la vida. Apenas pude entender cuán sola me sentía estos últimos tiempos, si bien tenía a Brenda y a Gero, había una pequeña parte vacía dentro de mí que Kia, Ciro y Mika pudieron completar con su cariño.

Ya era de noche y debía volver a casa antes de que terminara el servicio de los autobuses. Kia ya estaba acostada en su cama junto a Doguie, y Ciro terminaba de leer su libro de cuento con Mika. Le dejé un beso en la frente a Kia y ella sonrió tomando de mi mano para que todavía no la abandonara, no le gustaba la idea de que me fuera. Se me ocurrió charlar con ella hasta que se durmiera, ya estaba agotada por lo que sus ojos se cerrarían antes de lo esperado.

—¿Disfrutaste de la película, Kia? —empecé a hablar.

—¡Me encantan! Me gustan las películas de Disney. Mi favorita es La Cenicienta.

—¿De verdad? A mí me gusta mucho La Bella y la Bestia.

Kia se emocionó cuando me escuchó.

—Tú eres Bella, Ara. Y Dam puede ser Bestia —propuso.

—Haría honor al personaje —añadió Mika.

—¡A mí me gusta Hércules! —exclamó Ciro—. Algún día seré tan fuerte como él y ayudaré a las personas.

Le sonreí, orgullosa.

—¿Cuándo volveremos a pasar todo un día juntos, Ara? Ha sido un día hermoso contigo —preguntó Kia, abrazando mi brazo y acomodándose a mi costado. Ya el cansancio le iba ganando.

—Yo también la pasé estupendo con ustedes. Me encanta estar aquí.

—¿Entonces podrías quedarte un rato más? —suplicó Kia—. No queremos que te vayas.

—¡Quédate a dormir con nosotros Ara! —habló Ciro—. Podemos contar historias de terror.

—¡Terror no! —Se sentó Kia, oponiéndose a su hermano—. No me gustan los fantasmas que jalan los pies de los niños. Mejor una sobre princesa.

—¡Ew! —Ciro actuó como si quisiera vomitar—. Ya estoy harto de las princesas. De terror o mejor de Las Tortugas Ninjas.

—Ni uno ni lo otro —intervino Mika—. Ara debe ir a descansar a su casa. Mañana regresará.

—Yo invité a Chiara a vivir con nosotros, pero es tan mala que no aceptó mi gran idea.

No me di cuenta de que Dam estaba parado debajo del umbral de la puerta escuchando nuestra conversación. Me encontré con su sonrisa desafiante dedicada solo a mí. ¡Todavía tenía esa idea absurda en su cabeza!

Cuando la noche sea eternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora