Capítulo doce. It's time to go.

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Bradley.

La música y las risas del salón se desvanecen a medida que nos adentramos en el tranquilo jardín. La rubia a mi lado engancha su brazo al mío, y siento cómo una corriente eléctrica me recorre. Me da una mirada profunda y sus ojos azules me hacen soltar una risa nerviosa; no puedo evitar disfrutar de cada momento con ella.

—¿Por qué te ríes? ¿Tengo algo en el rostro? —pregunta, pasando su mano por la nariz de manera juguetona.

—Vamos, Blair, no te hagas la inocente —le digo, listo para desplegar mi mejor repertorio de coqueteo. Pero, de repente, recuerdo las palabras que me soltó en ese café unos días atrás. Blair no está interesada en mí, así que debería moderar mis expectativas. Aunque, sinceramente, me está volviendo loco.

En un momento pensé que algo podría suceder entre nosotros, especialmente cuando me envió aquel mensaje y cuando parecía estar celosa de Emily. Pero ahora, aquí estamos, y Blair actúa como si nada. Me confunde, y no logro entender a esta mujer que me ha estado bombardeando con fotos de sus gatos, pero apenas mantiene una conversación conmigo.

Ambos nos detenemos, y Blair, en lugar de disfrutar del jardín, se queda observando la pared que da hacia el patio. Sus ojos ya no destellan con la misma intensidad que hace unos minutos, y parece soltar un suspiro, aunque se esfuerza por ocultarlo.

—¿Quieres ir a ver las placas? —pregunto, intentando desviar su atención.

—No —responde con una sonrisa forzada—. Lo que quiero saber es qué haces aquí. No me contaste que venías a la ciudad.

—No quería interrumpir. Pensé que estarías ocupada —le sonrío—. Y, bueno, surgió de manera inesperada. Mi agente cree que ser más activo en la ciudad sería una buena idea.

—¿Interrumpir? —me dice frunciendo el ceño—. Estoy de vacaciones, tonto.

—Es cierto, debí olvidarlo —me justifico.

—No te ves tan mayor como para tener demencia senil, Kinsley. ¿Acaso un balonazo en la cabeza te dañó? —añade, burlona.

Su comentario me hace reír, pero nos quedamos en un momento de silencio, la mirada de Blair me indica que está esperando una explicación más convincente.

—Bueno, la verdad es que es complicado contarte algo— suspiro y ella abre sus labios ofendida— Es decir cuando pregunto como estas, la respuesta son fotos y videos de tus gatos.

—Mis gatos son increíbles.

Suelto una risa.

—Lo sé, son seres realmente inteligentes, y me encantaría conocerlos. Pero a lo que me refiero, Blair, es que no siento que realmente te comuniques conmigo. No es fácil decirte algo cuando nuestra conversación se limita a tus felinos que por cierto son geniales.

—Brad, si quieres conocerlos, solo dímelo—responde con una expresión burlona— Bueno, la verdad, esperaba que pasáramos tiempo juntos cada vez que vinieras a la ciudad.

—¿Tiempo juntos? —digo con sarcasmo—. ¿Y por qué debería creerte?

Blair arquea una ceja y cruza los brazos sobre el pecho.

—Porque soy irresistible e increíblemente encantadora.

Suelto una risa y niego con la cabeza.

—Eso está por verse, Lythe—Le guiño un ojo y ella rueda los ojos, pero noto un destello de diversión en su mirada. Blair comienza a caminar hacia el centro del jardín, y yo la sigo.

—¡Brad! —escucho mi nombre, y al girarme, veo a Conall, mi agente, acercándose rápidamente. Su rostro, inicialmente serio, se ilumina al notar a mi acompañante.

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