Capítulo 2

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Abrazando muy fuerte a su hermano, cerró los ojos para no dejar salir las lágrimas que sentía acudir a ellos. Se aferró a su cuerpo desesperado, queriendo gritar bien alto lo mucho que lo sentía...

—Bill, Tom, sentaos—les pidió el abogado con frialdad.

Los hermanos parecieron no escucharle. Siguieron fundidos en su abrazo, como si fuera el último que se fueran a dar si todo salía mal.

—Por favor—les pidió David con suavidad.

Se separaron suspirando. Tom miró a su hermano observando su demacrado rostro. Tenía unas grandes ojeras y el pelo le caía lacio. En su cara había una rara expresión, fría y dura. Separó los labios para decir algo, pero no encontró las palabras necesarias.

Un carraspeo enojado a su espalda le hizo fruncir el ceño, pero decidió ignorarlo.

—¿Estás bien?—preguntó en un susurro.

—Si—contestó Bill con firmeza.

No pensaba contarle la verdad, que se sentía muy mal por todo lo ocurrido. Además, a pesar de los gruesos barrotes de la celda en la que había pasado varias horas retenido, a sus oídos le llegaron los silbidos de sus compañeros de encierro, que nada más verle pasar por el largo pasillo se asomaron a sus celdas sonriendo al confundirle con una preciosa chica de mirada asustada.

Pero cuando se dieron cuenta de que no lo era...tan poco fue que les diera igual, parecía incluso que eso les animaba más.

—Chicos, por favor—insistió David de nuevo.

Le obedecieron a regañadientes. Bill ocupó su asiento de nuevo mientras que Tom rodeaba la mesa y se sentaba enfrente.

—Todavía no han terminado de hacerle la autopsia—comenzó a decir el abogado sin nada de tacto—Habrá que esperar a saber si murió de muerte natural o si por el contrario...

—¿Está llamando asesino a mi hermano?—interrumpió Tom de inmediato.

—Tom—llamó David muy serio—Te permitimos venir porque le querías ver y prometiste estar en silencio.

—Ya me callo—murmuró entre dientes—Lo siento.

—Como iba diciendo—continuó el abogado sin ocultar su enfado—Aún no se saben las causas de su muerte, pero tampoco han encontrado pruebas de que haya ocurrido de forma violenta. Esta tarde se celebrará tu primera vista y como no tienes antecedentes y es tu primer delito, pediré que te dejen salir bajo fianza hasta que se celebre el juicio o las pruebas revelen que no tienes nada que ver.

Dejó de hablar mientras abría el portafolio que dejó en el suelo y sacó de el una libreta, escuchando la respiración agitada de su joven cliente. Estaba asustado, y se lo merecía en parte. Así aprendería a ser más cuidadoso la próxima vez.

—Necesito aclarar algunos puntos. Quiero que me contestes con toda la claridad y precisión posible—le pidió mirándole fijamente.

Bill asintió acomodándose en la silla. Bajó las manos a su regazo y se las retorció con nerviosismo, clavándose las uñas en la palma cuando las apretó en dos fuertes puños.

—¿Era la primera vez que mantenías relaciones sexuales con un hombre?—preguntó sin andarse con rodeos.

Negó con la cabeza, pero un carraspeo procedente del abogado le hizo saber que quería escuchar salir la respuesta de sus labios.

—No—contestó con firmeza.

Sabía que ese tema iba a salir, solo que no esperaba tener que contestar delante del productor y su propio hermano, que le miraba de reojo con la respiración entre cortada.

I will sacrificeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora