Capítulo 4

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Le devolvieron a la celda mientras esperaban los resultados de los análisis. Le esposaron de nuevo y recorrió el mismo pasillo largo y estrecho que la última vez, en un silencio absoluto que le hizo ponerse a temblar de miedo. Se pararon ante la celda y una vez sin la esposas le hicieron entrar con un ligero empujón.

No se volvió hasta que escuchó que cerraban la puerta. Miró a sus nuevos compañeros, que le miraban a su vez con una sonrisa fea en los labios. Desvió la mirada hacia la estrecha litera que había en un rincón a su derecha y decidió tumbarse en ella. Sentía que la cabeza se le iba, le habían extraído sangre y no había desayunado. De hecho, no había comido nada desde la tarde anterior, un poco antes de irse a la fiesta a la que habían sido invitados.

Les habían preparado un pequeño buffet en el backstage mientras esperaban tras la actuación que acababan de dar, y estuvo picoteando un poco mientras charlaba animadamente con su productor. David le aseguraba que había estado mejor que nunca, y la fama del grupo estaba subiendo como la espuma.

Solo pensaba en eso, en lo bien que les estaban yendo las cosas. Sin imaginar que de la noche a la mañana todo se iba a torcer y su carrera estaría en el punto de mira.

—Kaulitz.....—le llamó una voz cantarina.

Se dio la vuelta en su dura cama, dando la espalda a los pares de ojos que le recorrían el cuerpo de arriba abajo, sin darse cuenta del error hasta que ya fue tarde.

—Ese culito me pone a cien—rió un preso de la celda que tenía a su izquierda.

—Sabíamos que tarde o temprano acabarías en un lugar como este, lo llevabas escrito en la frente—le dijo otro preso.

—Si, solo te ha faltado llevarlo tatuado en letras gigantes—rió el mismo de antes.

Cerró los ojos con fuerza. Sabía a lo que se estaban refiriendo, la palabra gay flotaba en el aire aunque nadie la hubiera mencionado. Quería ponerse en pie y enfrentarse a ellos, dejar bien claro que no lo era....que no estaba seguro de cuales eran sus sentimientos y si al final resultaba ser gay, solo era asunto suyo y de nadie más....solo pedía vivir en paz sin que nadie le pusiera una etiqueta o señalara con el dedo...






—¿No tardan mucho?—preguntó Tom por enésima vez.

Estaba muy preocupado por Bill, sentado aún en la misma silla en la que fue interrogado. Un joven agente les había traído un par de cafés, pero sentía que el estómago revuelto.

A su lado, David se tomó el café a pequeños sorbos, necesitaría estar despejado para enfrentarse al padre de los gemelos. Sabía que toda la culpa iba a recaer en él, para eso estaban a su cargo, pero no podía controlarlos cuando las hormonas entraban en juego, castigarlos en sus habitaciones de hotel prohibiéndoles tener sexo.

Le oyó resoplar a su lado pero no se atrevió a mirarlo. Sabía que estaba tratando de encontrar las palabras adecuadas para pedirle una explicación de su comportamiento. No era normal que le interrogaran buscando algo que salvaría a Bill del lío en el que estaba y él contestara yéndose por las ramas.

—Tom—llamó David en un suspiro.

Tragó con esfuerzo y levantó la mirada, fijándola en el productor.

—Tom, ¿qué está ocultando tu hermano?—preguntó David.

—Nada—contestó con rapidez.

—¿Nada?—repitió David procurando no saltar—La policía ha dado a entender que estaba mintiendo, que contestaba a las preguntas sin bajar la guardia en algún momento.

I will sacrificeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora