Capítulo 12

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Esperó a que su madre saliera de la cocina. Necesitaba hablara solas con su hermano, y hacerlo antes de que se arrepintiera. Si esperaba más tiempo, cambiarían sus sentimientos y volvería a ser el hermano frío y cruel que llevaba siendo desde que intercambiaran puestos.

Cogió aire profundamente y se levantó llevando el tazón de cereales que apenas había tocado. Pasó al lado de Tom y se paró. Se quedó en silencio, observando como le miraba sin decir nada.

Levantó lentamente una mano...y recogió el tazón usado por él. Continuó andando hacia el fregadero y comenzó a lavarlos en silencio. Había pasado de nuevo, fue mirarle, recordar lo sucedido y sentir que le hervía la sangre.

Por su culpa se había metido en un gran lío, sus compañeros pensaban algo de él que no era cierto, solo había que darle tiempo a que la prensa se hiciera eco y entonces su vida quedaría destrozada para siempre.

Extrañado por su comportamiento, Tom se levantó y se puso a su lado. Esperó en silencio hasta que le pasó un tazón ya lavado que él comenzó a secar con un paño. Luego le pasó el otro y secó también con rapidez. Sabía que Bill quería hablar con él, pero se estaba arrepintiendo. Él también necesitaba hablar, y no le pensaba dejar escapar.

Le vio levantar una mano y cerrar el grifo. Se movió con rapidez, y dejando el paño usado a un lado puso la suya encima, cogiéndole con firmeza por la muñeca para que no se moviera.

—¿Qué haces?—preguntó Bill tratando de soltarse.

—Tenemos que hablar—contestó sin soltarle.

Forcejeó en vano, Tom era más fuerte y últimamente él se sentía muy cansado tras la experiencia vivida. Resopló frustrado y se giró para mirarle fijamente, quería hablar, pues muy bien...

—¿Por qué lo has hecho?—preguntó Bill sin aliento.

Ahogando un gemido, Tom le soltó de inmediato y se cruzó de brazos. ¿Cómo le preguntaba eso? Estaba claro el porque lo había hecho....

—Joder, Bill—resopló mirándole—Lo hice por ti.

—Ah, lo has hecho por mí—repitió Bill sonriendo—¿Y que tengo que hacer ahora? ¿Agradecértelo?

—Podías dejar de hacerte la víctima de una maldita vez—estalló Tom sin poderse contener.

—Hey, a mi no me hables en ese tono—estalló Bill a su vez.

—La cagué, lo sé—dijo Tom tratando de no gritar—No hace falta que me lo recuerdes cada día.

—Dime porque lo has hecho—repitió Bill como si no lo hubiera escuchado—Mamá te pidió que te callaras, y tuviste que ir corriendo a la policía a cantar como un canario, dejándome en ridículo otra vez.

—Te repito que lo hice por ti—murmuró Tom resoplando con cansancio—No podía vivir viendo que estabas mal por mi culpa, no si podía hacer algo por evitarlo.

—Lo hiciste solo para limpiar tu conciencia—saltó Bill apretando las manos en dos puños—Para poder dormir todas las noches pensando en que yo te estoy muy agradecido por tu generoso acto.

—Es muy cruel que digas eso, ¿qué ha pasado que te ha cambiado?—quiso saber Tom.

—Que mi hermano salió del armario y me arrastró a mi con él—estalló Bill en lágrimas—Si te hubieras quedado escondido en el fondo, nada hubiera pasado. Tú seguirías con tu maldito secreto y yo pensando que nos habíamos distanciado.

—¿Pensabas que nos habíamos distanciado?—repitió Tom confuso.

—Eso ya no importa ahora, te sentía distante y ahora ya sé el maldito motivo—murmuró Bill negando con la cabeza—Podías haberme contado lo que te pasaba, te podía haber ayudado y tal vez aconsejado.

I will sacrificeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora