Capítulo 41

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Miraba la película acostada en la cama. Miraba los muñecos sin ninguna diversión. Ni siquiera le prestaba atención, escuchaba sus voces, pero no las escuchaba atenta. La escena se me hacía tan aburrida. Han pasado dos días desde que regrese de California. Dos donde no he sabido nada de ella. El viernes era el día que ya teníamos que regresarnos. Me sorprendí cuando solo Mark y yo lo hicimos. Quería preguntar por ella, pero mi orgullo era más grande que ello. Tenía la esperanza que lo hablaríamos. Estuve hasta tarde esperando alguna respuesta de su parte. Pero lo único que obtuve es una gran decepción, pero más que todo pena por mí y por lo idiota que soy. Es tan idiota que ni se dignó de viajar con nosotros. No tuvo las bolas para hacerlo. Desde que llegue, he estado metida en mi habitación. Lily y Danielle trataban de saber qué sucedía, pero no obtuvieron respuestas. Mamá me llamaba y me mandaba mensajes, pero los evitaba. Estaba tan podrida que mi habitación estaba patas arriba. No podía creer que estaba así, que por una simple estupidez me tenía en cama. Ni siquiera tenía ganas de levantarme de la cama ni aceptar las fiestas de Lily. Lo único que hacía era ver películas y dormir. No podía creer que en serio ella me usara, pero lo peor de todo, es que cayera en su juego como idiota. Es una idiota.

Desvió mi mirada cuando golpean. Lily se asoma y sonríe.

- Buenas – entra – vengo con tu pedido – me pasa el helado. Se sienta en mi cama y suspira – tengo entendido dos cosas de las mujeres – la miro – una es que cuando una mujer se encierra en su habitación es porque no se siente bien, la otra, es que si come helado es porque le han roto el corazón – me mira – yo veo las dos en una, así que... - suspiro.

- Nada de eso. Simplemente, no tengo ánimos de nada – lo abro.

- Pero algo tuvo que pasar como para qué llegarás tan jodidamente mal y te encerrarás aquí – no digo nada - ¿acaso te has enamorado de ella? – la miro.

- ¿De quién?.

- De Lalisa. Yo que recuerde, lo último que hablamos fue que tú y ella...

- Lily, deja de decir tontadas – ríe.

- Es que yo no veo otra razón. Me dijiste que Tae no es, tampoco, un amor de fin de semana. La única que veo es a ella – me siento y niego.

- Pues ninguna, Lily. Simplemente, tuve una semana de mierda. Además, lo de Lisa y yo solo fue sexo – digo suavemente – y solo fue un par de veces, nada más – aseguro.

- Está bien. Te creo – es lo único que dice. Mira a la tele y toma aire – hoy habrá una fiesta, ¿vienes? – la miro.

- Lily...

- Yo sé que no tiene ánimos, pero vamos Jenn. Te tuve dos semanas lejos, dos semanas sin verte. Lo único que quiero es salir a disfrutar con mi mejor amiga, por favor – ruega. Suspiro y niego.

- En serio, Lily. Me encantaría, pero no quiero – ella asiente.

- Está bien, no te obligaré – se levanta de mi cama – pero si cambias de opción, solo dime – asiento – te amo – sonrío.

- Yo también – sale de mi habitación. Me quedo mirando la tele y maldigo.

Paro la película y me quedo pensando. ¿Por qué hago esto?. ¿Por qué me ahogo en mi habitación por una mujer que ni se dignó buscarme?, ¿Por qué llorarle a una mujer que solo me uso?. Estoy demasiado estúpida, esa era la verdad. Estuve pensando todo el fin de semana en irme. Era inmaduro de mi parte, tal vez infantil, pero sinceramente no estaba lista para verle la cara. Una parte de mí me decía que yo no debería porque huir. La que debería sentirse mal es ella, no yo. Pero no sé si era capaz dura al menos un segundo con ella sin querer romperle la cara. Salgo de mis pensamientos cuando móvil suena. Lo tomo rápidamente y me congelo cuando leo el mensaje. Era de Sana, su secretaria.

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘐𝘴 𝘕𝘰𝘵 𝘖𝘷𝘦𝘳: 𝘛𝘏𝘌 𝘔𝘖𝘋𝘌𝘓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora