Prólogo

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Hace tiempo se desató una guerra devastadora entre diferentes reinos de todo un continente, los reyes de cada país lucharon con todas sus fuerzas para poder gobernar una increíble tierra que contenía las mejores riquezas y divinidades que pudo haber creado la madre naturaleza.

Entre esos reinos uno alzó su bandera con orgullo, las tierras quedaron a manos del mejor gobernante que inmediatamente fundó su propio castillo, sus leyes, su pueblo e incluso una hermosa familia que se iba a valer de tan maravillosos recursos por generaciones.

Los tratados no eran algo negociable, los reyes avariciosos no conocían el término alianza, creando complots y confabulaciones para derrocar al monarca supremo, hasta que un día, nació una niña del fruto de amor entre aquel monarca tan poderoso y su esposa de raza pura.

Una simple niña de pelo blanco y ojos dorados, bendecida por la gracia de los dioses; demostrando una abundante cantidad de poder, formó una barrera protectora en todo el reino purificando todas las malezas, volviendo su territorio en un lugar cálidamente seguro, lleno de alegría y sobre todo con muros de magia impenetrables.

Su nombre era Eyeliet, hija del emperador Elam y la reina Imery, mejor conocida como la princesa Yelly.

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El romance de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora