♡ : CAPÍTULO XVI

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—¿Y si te digo que no te pediría que él se fuera?

Ella me sonrió con desmesurada confianza, y yo la conocía de tal modo que entendía que lo último que quería era tener un affair con Jeongin, sólo quería recuperar algo del control que suponía perdido.

Podría meterse por la puerta de atrás con tal de recuperar la posesión sobre la propiedad.

—No creo que él esté de acuerdo con eso—le sonreí con la misma picardía suya e intenté ser tan irritable como ella—Aunque yo tampoco tengo muchas expectativas. Siempre odiaste los tríos.

—Ciertamente, pero él es... él podría ser mi tipo—arremetió provocativa.

—No te dejaría que te acerques a él—le respondí con una mirada vaga, intentando ocultar mi molestia.

Para mí no fue demasiado, aunque para ella, aparentemente, esa frase la golpeó de lleno, porque su expresión pasó de confiada a dolida.

—¿Y eso por qué? —preguntó ella fingiendo desentender.

—Porque todo lo que tocas lo envenenas—me moví hasta la puerta para indicarle que ya debía irse—Otros como yo se hubieran acostumbrado a tu veneno... Pero él es tan inocente que lo mataría.

Lía caminó detrás de mí entendiendo la indirecta, en el camino tomó su abrigo y se lo calzó recuperando su postura propia, esa que mostraba su parte dominante y que nadie notaría jamás que era la de una sumisa.

—Pediré la demanda de divorcio ahora que por fin te vuelvo a ver—avisé una vez que estuve en la puerta.

Ella rió negando con la cabeza.

—¿No lo entiendes o sí, Hyunjin? —Lía se cruzó de brazos frente a mí—No voy a dejarte todo en bandeja de plata. Vine aquí porque quiero mi vida tal como estaba antes, y no me voy a ir dejándole a ese niño zorro el camino libre.

—¿Tu piensas que esto es por él? —me enfadé de tal modo que mi voz se alzó sin darme cuenta—¡No quiero verte! Te odio.

—¿No es por él? —gritó de vuelta—Perfecto. Porque bien sabes que para él sólo eres un entretenimiento nuevo. Cuando se canse de ti, él conseguirá un hombre mucho más joven y con sus mismas expectativas y tu quedarás en la nada.

—No sería la primera vez... Ya generé los anticuerpos necesarios—sin más cerré la puerta.

No fue un buen momento para tener un adorno de vidrio junto a mí, sobre todo en el momento en que los restos de cristal estallaron en mil pedazos y mi mano quedó con ese corte rojo manchando el resto de mi brazo.

Deseaba llorar y sin embargo las lágrimas no salían porque pareciera que estaba seco por dentro.

La verdad es que no dolía por ella, esa cicatriz secó hace tiempo.

Dolía por mí, por la forma en que me enganchaba en las personas sosteniéndome como si fuera lo único, para que luego ellas me soltaran como si fuera nada.

Porque por más que negaba que Jeongin tuviera un lugar importante en mi vida, él ya estaba muy adentro incluso para hacerme doler la posibilidad evidente de que tarde o temprano el se iría.

En algo tenía razón Lía, cuando Jeongin se fuera me quedaría en la nada, aún peor que eso, me destruiría.

Debía detenerlo ahora antes de que pueda llegar a destruirme.

Y al mismo tiempo me creía incapaz de dejarlo, yo sólo lo quería a él, doliera lo que doliera.

Así que me senté en el sofá con un vaso de whisky en la mano y mis pensamientos hechos una nube negra debatiendo si debía irme y recuperar la dignidad que tenía en juego o quedarme e intentar ser feliz junto a la persona que amaba.

Tomé mi celular y marqué su número, necesitaba hablar con él, saber que es lo que él quería de mí, darle a entender que quizás no sería lo que él podría querer por siempre, pero que intentaría ser lo que necesitaba.

Por lo menos, necesitaba oír su voz.

Y ahí estaba, el tono de marcar sonando.

—Dios dame una señal.

Tono de ocupado.

Y evidentemente el destino estaba diciéndome que era momento de retirarme.

Sense ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora