Capitulo 5: La primera vez que hablamos

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Eva me puso una condición para ayudarme: tenía que contarle todo lo que había hablado con "Liam". Ese era el nombre falso que había inventado para proteger la identidad de Preston.

No fue fácil relatarle lo poco que habíamos conversado. No solo por que lo único que hicimos fue discutir, sino también porque tuve que saltarme algunos detalles y cambiar otros.

Mi amiga me observó con atención durante unos instantes, mientras se enroscaba un mechón de su cabello en el dedo. Parecía estar analizando la situación.

—Creo que es una ventaja que los dos no se conozcan mucho —afirmó al fin—. Eso significa que aún tienes una buena oportunidad de enamorarlo. Según lo que me has dicho, él te ve como la típica niña rubia mimada. Solo tienes que demostrarle tu verdadera personalidad...

—Demostrarle quién soy en realidad —repetí, con un nudo en la garganta. No estaba convencida de que eso fuera suficiente—. ¿Pero cómo lo hago?

—Acercándote a él de forma casual e intentando iniciar un tema de conversación. Por ejemplo: si lleva una camisa de una banda, tú le preguntas si te recomienda la música de esa banda y eso puede llevarlos a hablar de sus preferencias musicales. También puedes compartir una de tus curiosidades raras, como cuál fue la primera canción o algo así. ¿Me sigues?

—Te sigo —respondí, apretando los puños para infundirme valor—. Y la primera canción fue «Au Clair de la Lune». Fue una grabación de apenas diez segundos, ¿no te parece curioso? —comenté con el rostro iluminado, recordando lo fascinante que me resultaba la historia de la música.

—Sí, curioso —respondió con escaso entusiasmo antes de seguir. —Lo otro que debes tener en cuenta es que no debes parecer desesperada, trata de que todo fluya con naturalidad.

Asentí con la cabeza sin estar segura de poder hacer nada de lo que me había aconsejado, pero ¿qué era lo peor que podía pasar? ¿Que me rechazara de nuevo? El segundo rechazo no podía ser tan doloroso como el primero ¿o sí?

****

Cuando llegué a mi casa, mi mamá estaba esperándome en la sala. Al verme con la muleta, se puso pálida y me preguntó qué me había pasado. Eva y yo le contamos una mentira piadosa de que me había tropezado con una piedra al salir del colegio, y que no le había llamado para no asustarla. Mi mamá no se creyó ni una palabra y me echó un regaño monumental. Me acusó de ser una imprudente, de no tener cuidado con mi cuerpo, y de que me iba a quedar una semana encerrada en casa sin salir ni tocar el celular. Yo traté de hacerle ver que no era para tanto, que podía ir al colegio al día siguiente, pero ella se negó rotundamente. Dijo que tenía que guardar reposo y que me iba a aplicar hielo y una crema milagrosa.

Me resigné a pasar el día en mi habitación, leyendo y viendo capitulos reperidos de The Vampire Diaries por la tv. Cada vez que salía una escena de beso, me acariciaba los labios y recordaba lo maravilloso que fue sentir los labios de Preston sobre los míos. Todo mi cuerpo se estremecía y se llenaba de emoción, pero esa emoción después se convertía en tristeza al recordar que lo más probable es que Preston no sintió nada con ese beso.

Con un suspiro, tomé mi cámara entre mis manos. Quería revivir el día que lo conocí, el día que me robó el corazón. Busqué el vídeo que había grabado hace tres años, en una práctica de fútbol.

En el vídeo se podía apreciar el campo de fútbol, las gradas repletas de espectadores, el sol resplandeciendo en el cielo. No me importaba el partido, solo quería probar la calidad de mi nueva cámara. Pero de pronto, un balón me impactó en la cabeza y me hizo caer al suelo. Dejé caer la cámara y me cubrí la cabeza con las manos, gritando de dolor. El vídeo se tambaleó y se enfocó al cielo, mientras se escuchaban mis sollozos.

Pero entonces, una voz me sacudió.

—¿Estás bien? —era la voz de Preston, que se había acercado a mí para socorrerme. Me extendió la mano y me ayudó a ponerme de pie. Me miró con preocupación y me preguntó si me había lastimado. Yo estaba atontada, solo podía fijarme en el cautivador azul de sus ojos y en cómo su suave cabello castaño se mecía con el viento. Era increíblemente guapo, y me sonreía con ternura.

—Perdona por mis compañeros que parece que todavía no saben lo que es un pase. —dijo, tomando mi cámara y limpiándola con su camisa. Luego me la entregó, y por unos instantes su rostro quedó grabado en el vídeo. —Me llamo Preston.

—Lo sé... Quiero decir, hemos compartido clases desde preescolar...

—Ah, claro. ¿Eres Lucy?

—Lucille. —lo corregí.

—Bien, Lucille, déjame acompañarte a la enfermería.

Asentí, y caminamos juntos. Hablamos de cosas sin importancia, como la próxima clase que tendríamos, o el examen de matemáticas. Él me hizo reír con sus chistes, y yo me sentí a gusto con él. Antes de dejarme en la enfermería, le agradecí por su ayuda. Fue un encuentro breve, pero suficiente para que mi corazón se acelerara cada vez que lo veía. Era la primera vez que sentía algo así por un chico y aunque me daba miedo, también me ilusionaba.

Pero unas semanas después, todo cambió. Un día, mis amigos me mostraron un vídeo que se había hecho viral. Era un vídeo de una pelea en el instituto, entre Preston y otro compañero nuestro. No sé qué habría pasado entre ellos, pero lo que vi me aterró. Preston estaba fuera de control, golpeando al otro chico con rabia, sin cesar, sin importarle que estuviera sangrando y suplicando. Era una escena salvaje, y yo no podía reconocer al chico que me había gustado tanto. Era como si fuera otra persona, una persona violenta y cruel. Y aunque desde ese día había decidido alejarme de él, no pude evitar sentirme mal cuando lo enviaron al reformatorio. En ese año que Preston no estuvo, pensé que olvidaría lo que sentía, y creí que lo había logrado, pero luego él volvió con un aire mucho más rebelde y misterioso, y yo no podía dejar de observarlo en secreto mientras imaginaba qué tipo de persona sería él, pensé que eso sería suficiente para mí, pero luego de lo ocurrido ayer ya no podía conformarme con solo mirarlo de lejos, quería saber la verdad sobre él, quería ser parte de su vida, el único problema es que me preocupaba lo que podían pensar mis amigos si yo me le acercaba.

Hice lo que solía hacer cuando quería desahogarme, encendí mi cámara y la apunte hacia mi rostro.

—Ayer, descubrí que... —tomé aire antes de decirlo en voz alta —Preston Caruso me gusta mucho más de lo que imaginaba, sin embargo, el no esta ni serca de sentir lo mismo... Pero he decido que voy a conquistarlo.



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