Cuando mis amigos me preguntaron sobre lo que había pasado en la cafetería, simplemente les dije que había tenido un arrebato de ira y que Preston no había hecho nada malo. Al principio, algunos mostraron escepticismo, pero al final aceptaron mi versión.
Pasé la noche revisando mi audición para la obra de teatro y, exhausta, caí rendida en la cama.
Al día siguiente, al caminar por los pasillos de la escuela, sentí cómo algunas miradas se posaban en mí con cada paso que daba. Murmullos a mis espaldas, risitas ahogadas; pude distinguir a un par de chicas que, con una complicidad evidente, comentaban lo suficientemente alto como para que mis oídos lo captaran: "Es ella la que rechazó a Preston Caruso". Fruncí el ceño ante tal afirmación y, decidida, me acerqué a ellas. Una era bajita y regordeta, la otra tenía el pelo crespo y alborotado.
—¿Quién les dijo eso? —pregunté, tratando de mantenerme seria.
—Todos en la escuela hablan de ello. No entiendo cómo pudiste rechazarlo. Él es tan sexy —dijo la de pelo crespo, casi como si lo estuviera idealizando.
—Sí, pero está loco —añadió la bajita con una voz chirriante.
—Ya sé, eso es lo que lo hace más atractivo —afirmó su amiga, con ojos brillantes.
—No lo rechacé —aclaré, sintiendo cómo la frustración comenzaba a acumularse.
—No te hagas, todos te oyeron gritarle que te dejara en paz —replicó la bajita, casi con un aire de incredulidad.
Quedé en shock. No me imaginaba que la situación se había descontrolado tanto y mucho menos que fuera tema de conversación en toda la escuela. Quería aclarar lo sucedido como había hecho con mis amigos, pero eso requería seguir mintiendo, y ya no tenía ganas de hacerlo.
—No todo es siempre lo que parece —fue lo único que se me ocurrió decir antes de continuar mi camino, sintiendo cómo el peso de la incomprensión me acompañaba.
Al llegar a mi casillero para guardar algunas cosas, vi que Eva y Meredith se me acercaban con sonrisas traviesas.
—¿Quién es esa hermosa rubia que logran ver mis ojos? ¿Britney o Jennifer Aniston? Nah, ninguna de ellas, es mi amiga Lucille Spencer, la chica del momento —bromeó Meredith, sacudiendo la cabeza con complicidad.
Me tapé la cara con las manos, mortificada.
—¿Cómo te sientes con esta repentina fama? —preguntó Eva, su tono mezcla de curiosidad y preocupación.
—Terrible. ¡Todos piensan que rechacé a Preston!
—Es comprensible, le gritaste en medio de la cafetería —afirmó Eva, como si así todo tuviera sentido.
—¡Estaba irritable porque no había dormido bien y además olvidé terminar mi informe! Dios mío ¡Mi informe! —exclamé, angustiada al darme cuenta de que había dejado eso de lado por completo.
Sin pensarlo, me dejé caer al suelo, rodeada de cuadernos y lápices, lista para escribir lo más rápido que pude. Mis amigas se quedaron a mi lado, ofreciéndome apoyo moral y dándome ánimos.
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Apreté la mandíbula, furioso al notar que el tiempo de la batería ni siquiera iba acorde con la canción. La guitarra estaba desafinada y lo único que sonaba decente era mi voz y las vibraciones del bajo.
—¡Paren! —exclamé con calma al principio, pero la música siguió resonando. —¡Paren de una puta vez! —grité, y se detuvieron al instante. —¿Qué carajos fue eso? ¿Acaso piensan que no me doy cuenta de que no practicaron una mísera vez?
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Lo curioso del amor
Romance¿Qué sucedería si te enamoraras de la persona menos indicada? Lucille y Preston son dos almas que provienen de mundos opuestos. Ella, sensible y con escasa experiencia en el amor, vive sumida en la cotidianidad de un ambiente seguro y predecible. Él...