XIII

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El silencio era algo que podía variar indefinidamente ocultando las emociones de las personas, incomodidad, temor, agonía, un silencio adormecedor podía estar cargado con los sentimientos de miles de personas. Un vacío infinito que ocultaba todo bajo la nada absoluta.

Y ahí estaba Izuku, disfrutando del silencio.

Con un libro en su mano y la otra en el regazo, permaneció en silencio durante todas las horas en las que el avión estuvo flotando desde Japón hasta Malasia, no hizo nada destacable ni una sola hora del vuelo, permaneció en silencio disfrutando del libro en manos solo respondiendo ocasionalmente a la persona a su lado.

Kiruka fue bastante comprensiva con el, más que cualquier otra persona en su vida. Si Izuku quería quedarse en silencio, ella lo aceptaba e incluso trataba de adaptarse a dicho silencio, ya sea pidiendo la comida por el o evitando que otras personas lo molesten, la pelirroja hizo su mejor esfuerzo por evitar que algo malo saliera de este viaje, fue una experiencia que Izuku encontró agradable, así como cualquier otro día que paso junto a la pelirroja.

En general, era ella la compañía más agradable que Izuku había tenido en años... Difícilmente admitiría que su corazón brincaba por su compañía cada vez que estaban cerca.

—*Soy el caos susurrante entre los gritos silenciosos, soy la chispa que se abre paso entre la penumbra, soy el fabricante de aquellos sueños imposibles, soy el vidente que se quitó la venda de los ojos, soy las historias que se perdieron en el silencio puro...* —Leyo Izuku en su mente, mirando la última página de su libro—. *Soy la luciérnaga que vuela en el vacío, soy la sombra que pinta los cielos de negro, soy el pulso que hace temblar la realidad, soy el comienzo donde termina la eternidad*.

Izuku se detuvo en la última frase, aquella que cerraba por completo el libro que estuvo leyendo durante horas. Una frase tan simple pero poderosa que cerraba una de las etapas del personaje principal.

—*Y ya sea tierra, cielo o infierno... soy el único al que le puedes rezar*.

Con un simple párpadeo, Izuku cerró el libro en sus manos y lo dejo en su regazo susurrando un simple “nada mal” al acabarlo. Mirando a la ventana de su vuelo, nota como el paisaje turístico está acercándose poco a poco, las islas de Malasia eran un paisaje con el que Izuku nunca podría haber soñado antes, al crecer en una familia de clase media baja y con la gente marginando su existencia, pensar en tomar vacaciones en este paisaje era algo imposible.

Pero aquí estaba, sentado en un asiento del aeropuerto mientras esperaba a llegar. Tenía una camisa de cuadros verde oscuro con pantalones y zapatos negros, además de un chaleco oscuro sobre la camisa. Llevaba sus ya usuales lentes de sol que casi nunca abandonan su rostro, solamente en ocasiones especiales que duda volver a repetir, mira su reloj por un momento notando que eran las 8 de la mañana hora Japón, tal vez debería despertar a Kiruka.

Se detiene al escuchar un ligero ronquido a su lado, desvía la mirada de su reloj y poco a poco se gira para enfrentar la agradable vista frente a el. Kiruka está sentada en su asiento, con su cabeza inclinada hacia el y sus cabellos apenas tapando su rostro. Izuku se da cuenta de que probablemente estuvo observándolo leer hasta que se quedó dormida, aquel pensamiento logra crear una delgada línea color carmín en su rostro. No sabe como identificar el latir de su pecho, pero saber que hay alguien que es capaz de mirarlo de esa manera lo hace sentir... Bien.

Kiruka lleva una falda negra con una blusa morada, tacones rojos y unas gafas de sol con cristal rojo oscuro que hacían combo con las de Izuku, su cabello estaba atado en una sola coleta que caía por su cuello hasta detenerse en sus rodillas, sin duda su cabello era la parte de ella que más bonita le parecía a Izuku. ¿Cuando fue la última vez que pudo apreciar a otra persona de esta forma?.

ISOLATION (BNHA Villain Deku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora