Capitulo 17

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Estoy tan agotado que todos mis problemas ya no son tan montañosos

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Estoy tan agotado que todos mis problemas ya no son tan montañosos.

—Ven a la cama—, murmura Max.

—Quiero—, murmuro y voy a levantarme. —Pero debo ir a casa—. Pero cuando intento ponerme en pie, la cabeza me da vueltas.

—Solo por un rato. Luego te llevaré a casa para que no tengas que caminar.

Mi cuerpo es fluido y soy prácticamente una muñeca de trapo. Max me guía hasta su dormitorio y me ayuda a acostarme, deslizándose bajo las sábanas a mi lado. Se ha deshecho de su ropa en algún lugar del camino y nos encontramos en la oscuridad.

Piel con piel, me prometo cinco minutos. Ese es mi último pensamiento antes de que la ligera sombra del amanecer se filtre por la ventana de Max.

¡Joder!

Está muerto para el mundo cuando me deslizo fuera de la cama y encuentro mi ropa en su salón. Todavía estoy cubierto de semen, tanto mío como suyo, pero se suponía que no iba a pasar la noche. Sólo necesitaba salir un rato.

¿Y si hubiera un incendio? ¿Y si...?

—Oye, ¿estás bien? —La voz somnolienta de Max viene de detrás de mí.

Sacudo la cabeza. —Lo he estropeado. No debería haber venido aquí. No deberíamos haber...

—Sergio, respira. No pasa nada. Voy a llevarte a casa.

Nos vestimos rápidamente y subimos al coche de Max.

—Lo siento—, dice Max cuando entramos en mi calle. —No era mi intención quedarme dormido.

—No es tu culpa. Debería haber sabido que me iba a quedar dormido después de correrme tan duro.

La casa está tranquila y silenciosa cuando llegamos. Voy a salir cuando Max me agarra de la mano.

—¿Estamos bien?

—Lo estamos. Es que... tengo que irme.

Asiente con la cabeza. —Por supuesto.

—Gracias por traerme—, digo y salgo corriendo por la puerta.

Cuando llego al frente, espero a que se aleje antes de entrar. Si alguno de los niños ve...

No puedo creer que los haya dejado toda la noche.

Ir a la reunión de Max era una cosa. Sabía que tenían supervisión. Esto...simplemente me fui y no volví a casa.

No puedo hacer eso.

El sol ya salió, pero al revisar cada una de sus habitaciones, es obvio que ninguno de los niños está despierto. Así que hago lo que cualquier padre hace cuando mete la pata: fingir que no ha pasado nada.

Me encierro en el baño y me doy una ducha rápida. Me doy cuenta de que el cesto de la ropa está desbordado, así que después de estar fresco y limpio, lo bajo al sótano para empezar el interminable proceso de la colada.

Drills &  Thrills 2° [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora