Capítulo 26

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Tendremos dos noches enteras

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Tendremos dos noches enteras. Claro, es algo relativamente corto, pero en dos días estaremos duplicando el número de fiestas de pijamas que hemos tenido, y saber que no tenemos que andar a escondidas para ello es aún mejor.

Llega la cena y Sergio insiste en que nos sentemos todos juntos en el salón. Es una gran idea, en teoría, porque parece más relajado que sentarse en la mesa, pero en cuanto se abren los recipientes, la comida acaba por todas partes.

Elba come con una sola mano mientras manda mensajes de texto, el plato de Liam está tan lleno que la comida no para de caer por el borde, los gemelos están simplemente... desparramados. Respiro profundamente y trato de aceptar el caos. Si las cosas funcionan con Sergio, esto se convertirá en mi vida.

Maite es la única que come como un ser humano normal, aunque eso podría ser porque está siendo muy silenciosa. Sé que es por mí, y tengo unas ganas tremendas de ganármela.

—¿Pollo? —Le pregunto, ofreciéndole el recipiente.

Ella lo mira y luego vuelve a mirarme antes de negar con la cabeza.

Intento no suspirar. Su grupo de edad está completamente fuera de mi zona de confort, pero si voy a estar más cerca, no quiero que se sienta incómoda conmigo aquí.

—¿Cuál es tu asignatura favorita? —Pregunto, e inmediatamente me doy una patada. Claro, Max, ¿a qué niño no le gusta hablar de la escuela?

—Arte.

—¿En serio? Mi mejor amigo es profesor de arte.

—Vale...

Vaya. Me vuelvo hacia Sergio como si fuera una ayuda, pero él se ríe y sacude la cabeza. Gracias. Supongo que estoy solo con esto.

—¿Cómo llegaste a ser profesor? —, pregunta uno de los gemelos con la boca llena.

—Estudiando mucho.

Se encoge de hombros. —Eso suena aburrido.

—Puede ser, pero me gusta mi trabajo. ¿Qué quieres ser cuando seas mayor?

—Voy a estar en Ninja Warrior—, dice con toda la confianza de un niño de nueve años.

—Voy a ser jugador de hockey—, dice el otro gemelo.

Dos potenciales jugadores de la NHL, un matemático y un... guerrero ninja.

Al menos la familia es completa.

—Sí, lo harás, amigo—. Sergio levanta la mano para chocar los cinco.

—¿Y tú? —Me vuelvo hacia Maite, intentando sonsacarla de nuevo.

Ella frunce el ceño. —Tengo once años. ¿Cómo voy a saberlo?

—Maite—. Sergio frunce el ceño ahora. —¿Qué te pasa?

Drills &  Thrills 2° [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora