Drills & Thrills 2° [CHESTAPPEN]

Capitulo 10

Nota: Las palabras en negrita y cursiva, tendrán su significado al final de cada capitulo

Hay algo en Sergio que hace que sea fácil relajarse, y las tres horas de viaje hasta Manchester pasan más rápido de lo que esperaba. Preguntarle si echaba de menos el hockey estaba fuera de lugar y era demasiado personal para lo que es esto, y no me sorprende que hiciera que Sergio se callara.

Por suerte, bastó con que nos detuviéramos a comer una hamburguesa para cambiar su estado de ánimo.

He reservado una habitación en el único hotel que tiene mi pequeña ciudad natal, y afortunadamente he tenido la suerte de encontrar una con dos camas de matrimonio. Hubiera preferido habitaciones separadas, pero si alguien más ha venido de fuera de la ciudad y se da cuenta de que nos separamos, será difícil de creer lo del novio.

Y después de buscarlo en Google, estoy seguro de que la gente se dará cuenta de Sergio. Sólo puedo asumir que he estado viviendo bajo una roca para no haber visto la mitad de lo que hay por ahí sobre él. Por lo que puedo decir, él y Lewis salieron juntos en los tabloides muchas veces.

Todavía no puedo creer que vaya a seguir con esto.

Si hubiera sabido el nivel de fama que tiene Sergio, no lo habría hecho.

Ahora, de alguna manera, tengo que convencer a casi un centenar de personas de que estoy al mismo nivel que él. Es casi irrisorio. No hay manera de que esto funcione.

Ya es bastante incómodo cambiarse de traje en la misma habitación. Me niego a mirarlo porque ver su cuerpo musculoso prácticamente desnudo podría ser demasiado para soportar todo.

¿Cómo se supone que vamos a ser novios si ni siquiera puedo mirarlo?

—¿Estás bien? —me pregunta Sergio.

Me giro para encontrarlo anudándose la corbata, y mierda, ese traje que lleva debería ser ilegal. Es tan ajustado y azul, y maldita sea, hace que sus ojos resalten.

—¿Eh? —suelto.

—¿Estás bien? —, repite.

—Si dudar de todo esto está bien, entonces sí, estoy bien—. Me froto la cara y lo oigo reírse suavemente. —Quizá deberíamos ir a casa.

—De ninguna manera. Me prometiste una noche de fiesta.

—Me preocupa que estés sobrestimando lo divertido que será esto.

—Mientras haya alcohol y strippers, seré feliz.

Frunzo el ceño. —Y ahora estás pensando en una despedida de soltero.

—Relájate, estoy bromeando—. Se acerca lo suficiente como para agarrarme por los hombros, y con sólo unos centímetros entre nosotros, cada inhalación se llena de la colonia que lleva. Me hace sentir un poco descentrado. —Esta noche probablemente será penosa, pero ¿a quién le importa? No se trata de eso. Vamos a aparecer, demostrar a todo el mundo lo enamorados que estamos y restregarles tu vida por la cara.