Drills & Thrills 2° [CHESTAPPEN]

Capitulo 29

No hay nada mejor que despertarse junto a Max. Excepto tal vez cuando me está jodiendo en el colchón. O sobre su escritorio. Pero ambos lugares significan que tenemos que estar en silencio, y estoy esperando un día en el que podamos estar a solas en su casa y pueda gritar tan fuerte como quiera mientras me machaca la próstata.

Después de que el equipo gane los regionales -algo que me hubiera gustado ver, pero tuve que quedarme en casa con los niños- y vuelvan a Cambridge, Carlos está de un extraño buen humor. Nos dice que deberíamos quedarnos en casa de Max, y casi podría besarlo. Aunque sea mi hermano y siga enfadado. Finjo que su oferta es una rama de olivo, pero ambos sabemos que en realidad es que quiere celebrar su victoria sin ver la cara de Max.

Algún día se llevarán bien. Juro que lo harán.

Max ha pasado casi todas las noches en nuestra casa esta última semana, así que cuando vamos a su casa y cruzamos el umbral hacia un silencio total, es una sensación extraña.

—¿Oyes eso? —Susurro.

—¿Qué? —Max se esfuerza por escuchar.

—No hay niños gritando. No hay adolescentes malhumorados. Nada de Carlos murmurando 'Fuckstain' en voz baja.

—Nunca entiendo cómo alguien que me llama así piensa que está siendo original o gracioso.

—Es mi noche lejos de todo eso, así que hagamos como si no existieran.

Max resopla. —Dices eso, pero sé que vas a tener el teléfono a todo volumen por si alguno de ellos te necesita.

—Es cierto, pero hasta que se produzca esa hipotética llamada, soy todo tuyo.

Da un paso adelante y me atrae contra él. —Todo mío, ¿eh?

—Sí.

—Estaba pensando que esta noche podría ser todo tuyo—. Parpadea hacia mí.

—Como en...

—Quiero probar estar abajo para ti.

Ahora estoy indeciso. —Sí quiero eso, pero ¿sabes cuánto tiempo he esperado para estar completamente a solas contigo con paredes gruesas y sin necesidad de estar en silencio? He estado soñando con tenerte en mi culo y follandome hasta que me agote y el único nombre en mis labios sea el tuyo.

Max se estira para ajustarse. —Cambio de plan. No puedo decir que no a eso.

—Puedo hacértelo por la mañana.

Un largo suspiro sale de sus labios. —Casi tuvimos un momento romántico, y luego tuviste que arruinarlo ofreciéndote a hacérmelo.

—Hacértelo es romántico.

—Si tú lo dices.

—Lo digo. Soy el rey del romanticismo

—Con tu nula experiencia en relaciones.