Capítulo 21

1.2K 184 29
                                    

Nota: Las palabras en negrita y cursiva, tendrán su significado al final de cada capitulo

Nota: Las palabras en negrita y cursiva, tendrán su significado al final de cada capitulo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Arrastro a Max hasta sus amigos el tiempo suficiente para decirles que nos vamos.

Sebastian parece demasiado feliz por eso. Abre la boca, pero Max lo corta y lo señala.

—Ni una palabra.

—Pásenlo bien, chicos—, dice Kimi.

Cuando salimos, aprieto mi mano en la parte baja de la espalda de Max y me inclino hacia él. —Me gustan tus amigos. Sebastian es divertidísimo.

—No le digas nunca que piensas eso, o se le subirá a la cabeza, y ya es bastante grande.

—Me lo imagino—. Llegamos al frío exterior y me vuelvo hacia él. —¿Tu coche o el mío? El mío está todavía en el campus, así que significa un paseo corto.

—El mío está por aquí—. Max señala el final de la manzana. —Pero, umm, no sé exactamente como tener una cita, así que estoy en blanco sobre dónde llevarte.

—¿No tienes citas? ¿Por qué no?

—Tengo citas, pero más bien en bares o cafés. Cafés para citas diurnas, bares para noches que podrían convertirse en desayunos.

—Mm, me encantaría que esta cita terminara en un desayuno, pero no puedo salir muy tarde.

—¿Quién está con los niños?

—Carlos. Desde que tuve esa especie de colapso y aparecí en tu puerta, él ha estado dando un paso adelante y me ha obligado a tomarme un tiempo libre. Dice que estoy quemado, y probablemente tenga razón, pero aún así no me parece bien estar lejos de ellos.

—Puedes ir a casa si lo necesitas. Podemos planear una cita para otra noche. Me dará tiempo para pensar en algo bueno.

Me acerco y lo atraigo contra mí. Su nariz está rosada por el frío y no puedo resistirme a besarla. —Ya estoy fuera, y Carlos llamará si tiene algún problema. Vamos a aprovechar esto al máximo, porque si vamos a hacer esto bien, vas a tener que estar de acuerdo con no salir muy a menudo.

—Lo entiendo, y creo que ya sé dónde puedo llevarte. —Saca su teléfono. — Déjame comprobar algo primero.

Dejo que me guíe y, unos minutos después, sale del aparcamiento.

No soy de los que le acosan hasta que me dice a dónde vamos. Me gusta que me sorprendan y me atiendan. Creo que por eso me inclino más por los hombres que por las mujeres. Claro, en la NHL era más fácil encontrar mujeres -ellas me encontraban a mí-, pero siempre existía la presión de tener que actuar como el deportista alfa, el estereotipo de jugador de la NHL, con ellas. Yo llevaba la voz cantante, les hacía la vida imposible... pero luego deseaba haberme ido a casa con Lewis para poder renunciar a ese control.

Drills &  Thrills 2° [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora