"_Soltame..." me quejé sin saber si estaba durmiendo y despierto.
Debía ser en algún momento de esa noche, que me tenían rodeado con brazos y piernas, mientras le daba la espalda al que me hacía eso.
"_Ya no te soltaré. Mío".
"_No. No soy de nadie!", contesté a esa frase que no me gustaba. Pero me tranquilicé al oír la voz de Joan.
"_Con quien soñaste?"le pregunté saliendo de mi estado adormilado.
"_No soñé, pensé en tí mientras llorabas. No mereces que siempre te rechace". Mientras, me estrechaba aún más. "Necesitas ser amado de otra manera, no sólo con palabras y caricias".
"_Cómo?" le dije con tono de desafío.
"_Así: seré el lobo que tiene a su lado un tierno corderito, frágil y sin defensa. Arf! Qué tentación! Esta vez no escaparás!".
"_Na... lo que pasa que en todo el viaje no tuviste chicas, porque con esa bruja..." le dije burlándome entre risas tratando de deshacerme de su acoso.
"_Yo sí, soy machito pero hice de chica... Bueno, soy machito gay, a veces machito y a veces gay, no entendés? Bueno, no importa.,. entonces vos tenés muchas ganas...pero no me voy a dejar, además eso de frágil...eso pensás", y le tiré la lengua, no sabiendo ya contar las tonterías que le iba diciendo mientras nos retorcíamos riéndonos."Ya verás que no soy frágil".
Y entre empujones, cosquillas y risas forcejeamos y nos revolcamos hasta que el más fuerte venció, lógicamente era Joan, quién con todo su peso quedó encima mío, con su cara a la misma altura que la mía.
Dejamos de reírnos aún jadeando, y nos miramos lo que parecía una eternidad, mi pelo ya no cubría mi frente, lo tenía como mojado y me lo había apartado, parecía querer ver mis ojos, o la excitación que en ellos veía.
"_Ganaste", suspiré vencido, pero no pareció escucharme. Sus ojos parecían echar fuego por la manera con que me miraban.
"_Qué pasa?" le pregunté asustado.
No contestó, buscó mi boca y se la ofrecí, abierta.
"_Te gusta...", dijo en un segundo en que nos separamos.
"_Sí".
Fue un beso largo, su lengua parecía querer conocer cada rincón, le oponía resistencia con mi lengua en una lucha desigual en la que ya no parecía conformarse con mi cavidad sino que mi cuello y pecho pasaron a ser el objeto que su boca quería explorar.
"_Sigo"? preguntó ya con mi cuello y pecho mojado con su sudor y su saliva, con esa voz ronca que le conocía apenas.
"_Ahá", Asentí sin decir nada más, no iba a detenerse, tampoco yo. No lo conocía de esa manera, estaba tenso por eso, temiendo alguna reacción rara suya.
Se había acomodado mejor sobre mí como asegurando su presa.
Dejé de mirarlo con temor, ya no estabámos para otra cosa, no había marcha atrás.y volvía a tener a un desconocido que me deseaba, algo parecido a los anteriores, a quienes les debía dejar un olor o algo que los alteraba.
Deseaba ser follado, más por el hombre que amaba, porqué entonces debía tener miedo?
Cuando lamió mis tetillas, se había quedado encima pero apoyándose en sus manos y rodillas sobre la cama. Comencé a gemir al sentirme vencido y entregado, a la merced del calor que emanaba su cuerpo, ya anticipándome al placer en que me iba a sumergir.
Había cerrado los ojos y mi mano buscó tomar y rodear con mis dedos su erecto falo que rozaba mi ombligo, tan ancho y duro estaba que me hizo volver a abrir los ojos y mirarlo.
"_Esperá", y le pregunté:
_"Vas a ponerte fo.. condón?
_"Si..."
_"Te puedo poner yo?"
Lo miré y vi que le costaba entender mi pregunta. Él estaba en otro mundo.
"_Perdón", murmuró echándose a un lado.
"_Porqué?"
Jadeaba: "_Me pongo loco y no quiero lastimarte".
Nos tomamos un respiro, los dos.
"_Te deseo pichón, para mí ya no es más un juego", dijo mientras sus dedos volvían a acomodar mi pelo mojado y desordenado manteniendo su intensa mirada en mis ojos.
"_Porqué no es un juego? Para mí sí"."_Quiero hacerlo, y tú?"
"_Qué cosa?"
"_El amor, pichón"
"_Si... follarme".
"_Habla bien".
Y volvió a besarme.
"_Asi me enseñás".
Se incorporó. Salió de la cama y buscó en un cajoncito. No era tanta la oscuridad, algo se veía.
"_Creí que ya sabías cómo.", dijo mientras se sentaba en la cama frente a mí.
"_No, hasta ahora siempre piel con piel".
"_Me cuesta creer, pareces virgen". Me dió el sobrecito que abrí con mis dientes.
"_ Ya te contéee.."
Desenrollé algo el condón. Tenía la verga de Joan empinada a centímetros.
"_Así?". Lo miré y vi su aprobación mientras me acaricia ba el pelo.
"_Sí, está bien que aprendas".
Lo desenrollé en su totalidad hasta la base ancha de su sexo.
No pude resistir de poner mi boca y rodear su cabeza con mis labios mojándola con mi saliva. Tenía un gustito dulzón.
Dejó que me hunda un poco hasta que con sus dos manos levantó mi cabeza.
"_Te gusto?" le pregunté.
Me levantó y me acomodó en su regazo.
Entre mis nalgas sentí frotar su sexo firme. Nos abrazamos y me dijo en el oído: "sí, mucho".
"Mirá que soy un chico y no chica".
"_Qué más da, eres muy suave...".
"_ Creo que te gustan más los chicos", le dije en tono de broma mientras me afirmaba en el abrazo.
"_Me gustas tú, es todo".
Nos fuimos acariciando, me fue besando hasta que me dejé caer e intenté quedarme tendido boca abajo.
"_Date vuelta, quiero ver tus ojos".
Obedecí y giré.
Separó el pelo de mis ojos y nos miramos.
"Para la segunda vez entonces..." le dije sonriendo.
Sentí que quería entrar y separé las piernas.
Intentó guiándose con la mano un par de veces.
"_Au salí! grité con los dientes apretados y aferrándome a sus brazos. Era ancho y estiraba.
Se detuvo y volvió a avanzar despacito. Me mordí el labio para aguantar. No quería que, al verme sufrir, interrumpa el coito. Ya me le acostumbraba y empezaba a gustarme. Por lejos, mucho más que con los marineros.
Nos movimos juntos, él envuelto en mis brazos y piernas, su cara no afeitada picaba al hundirse en mi cuello, por un buen rato estábamos viboreando juntos, le daba lo mejor de mí, quería gustarle para hacerlo de nuevo.
Dió estocadas fuertes, dolían algo, dentro mío sentí que le llegaba el orgasmo, muy pronto, estaba con demasiadas ganas. Yo hubiera follado más tiempo, pero estaba bien igual. Sacó el condón, que había quedado adentro y me lo mostró: había mucho contenido. Quedó mirando mi cuerpo jadeando, por lo mojado y resbaloso que debía estar.Me susurró un montón de cosas, palabras cariñosas, se dejó caer y nos dormimos abrazados.

ESTÁS LEYENDO
El Viaje
CerpenUn relato del primer viaje que hice solo, cruzando el océano en barco para conocer a mis abuelos. Sin la presión de mi familia, mi personalidad se desarrolló de una manera poco previsible. No hay nada que no sea mío.