Segundo día

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Tardé en darme cuenta en dónde estaba cuando desperté. El suave ronroneo de los motores del barco ayudó a que me diera cuenta de que no me encontraba en mi casa. La cama de abajo estaba vacía. Ni me di cuenta cuando el señor se levantó. Calculé que debía ser tarde ya. Decidí levantarme y tomar una ducha.
El comedor estaba vacío. Quería saber si servían desayuno, pero claro, era que ya se habria pasado la hora.

"_Es muy tarde para desayunar, mon petit!".
Me di vuelta sorprendido.
Era el cocinero, o alguno de los que trabajaban en el comedor, lo había visto ayer en la cocina.
"_Ven, siéntate y espera". Su voz tenía un fuerte acento extranjero, debía ser francés.
Me hizo sentar en una mesa cercana a la gran mesa donde están expuestos los platos y cubiertos. Desapareció por una puerta y volvió con taza, plato. Iba y venía trayendo pan, manteca, dulce, masitas.
Le agradecí.
"_ Adónde viajas?" me preguntó arrimando una silla para sentarse. Le conté y parecía escuchar con gran interés.
"_Como te llamas".
Le dije mi nombre.
"_Albért bonito nombre", dijo con su manera rara de hablar acentuando todas las palabras al final.
"_Yo soy Bernard" , agregó.
"_ Soy belga, y estoy como chef aquí, con otros dos colegas. Espero que te guste la comida".
"_Sí! le dije entusiasmado, anoche estaba muy buena, y gracias por el desayuno!"
Me palmeó sobre el hombro y guiñándome un ojo me dijo que era muy guapo. A lo que se levantó.
"_Pide lo que quieras, yo debo seguir trabajando, pero nos veremos mon p'tit!"
Lo saludé con la mano estando yo con la boca llena.
Salí afuera. La mañana era soleada. El mar estaba tan calmo que el barco apenas se movía. La piscina se estaba llenando con grandes chorros que salían de los costados. Había poca gente, varios de ellos eran personal del barco, marineros abocados en alguna tarea, ninguno me era conocido. Cómo iba a hacer calor, decidí volver a la cabina para cambiarme y ponerme el short de baño y una remera sin mangas. Cuando volví al puente un marinero estaba colocando reposeras alrededor de la piscina. Lo saludé y me respondió con una sonrisa, me dijo algo que no entendí, lo mismo me reí sin saber . Opté por sentarme en el suelo y mirar cómo se iba llenando la piscina. El agua debía estar fría, ni loco me iba a meter, no hacía tanto calor. En eso llegó Joan, mirando a su alrededor, y cuando me vió me saludó sonriendo con un gesto y se sentó a mi lado.
"_ Pronto estará llena, nos podremos meter", dijo.
"_Hace demasiado frío para mí! Y el agua debe estar fría! A la tarde será mejor".
"_ Anda, eres tan friolento!", y se rió dándome una palmada en el hombro. El roce de su mano me turbó, quería que siga allí mientras me hablaba. " Pensé que eras más aventurero", agregó burlándose. Lo miré a los ojos serio haciéndole creer que me había ofendido y luego me eché a reír contagiándose él con mi risa. Me agradaba, tenía ganas de acariciar con mi mano su pecho peludo y me pregunté cuál sería su reacción. Me sentí incómodo pues de mi short se debió notar el bulto. Cambié de posición.
"_Porqué se separó?" Mi pregunta lo sorprendió.
"_Cómo lo sabes si no te lo he dicho?"
"_Perdón, pensaba... no sé porqué".
"_Bueno, es muy complicado, no creo que sea interesante para tí saberlo. Mejor tómate esta pregunta mía: a cuántas niñas dejaste en el puerto con el corazón roto?".
"_No sé, pero creo que a ninguna".
"_Seguramente habrá pero no me dices nada pues te lo guardas, eres bien bonito de cara y de cuerpo".
"_Gracias".
"_Y por lo que me imagino-agregó- debes tener marcada a la tripulación, pues estar tanto tiempo navegando,para estos hombres los deseos se acumulan".
Lo miré sin entender.
"_Descuida, no es conmigo que corres peligro- prosiguió riendo-, pero los tiburones no sólo están en el mar.
"_No sé bien lo que quiere decir..."
"_Pues te explico: hay un oficial que te mira mucho, no te has dado cuenta?"
Negué con la cabeza.
"_Y ese cocinero francés..."
"_Es belga- le interrumpí. "
"_ Bueno, belga, a ese también se le van los ojos..."
Me encogí de hombros. Ya me había dado cuenta y me sentía halagado por eso.
"_No creo, es bien simpático el belga ese", le dije.
"_Ya lo creo, pero ten en cuenta lo que te dije ", y levantándose fue al borde de la piscina.
"_Vamos, no seas cobarde, métete al agua conmigo!"
Junté coraje y lo acompañé.

- - -

Después de la cena fui al salón con los compañeros de la mesa. Estaba por comenzar una sesión de Bingo. Me resultó tan aburrida que me dormía mientras mis vecinos iban completando los cartones, y antes de terminar me levanté.
"_Me voy a dormir " , dije a mis compañeros.
Nos saludamos.
No estaba cansado en realidad y en vez de bajar al camarote fui al puente, afuera. La noche era tibia. Caminé hasta atrás de todo, la popa que le dicen, y me apoyé en la baranda para ver la estela de espuma que dejaba el paso del barco. Se balanceaba poco, al principio me molestaba y daba un ligero mareo, pero ya no, era un movimiento de ritmo lento y regular y me gustaba. Miraba el cielo, nunca me hubiera imaginado que tuviera tantas estrellas, en la ciudad no se ve casi ninguna, la luna sí, pero la busqué y no se veía por ningún lado.
"_Voilà le p'tit!!"
Sobresalté. No había oído llegar al muchacho belga, quién se acodó a mi lado.
"_Te asusté? Pardon".
"_Me dormía en el salón con ese juego y me vine para acá".
Bernard se rió. Hablaba mal pero entendía bien lo que le decía. Me preguntó porqué viajaba, adónde iba, si estudiaba, si tenía novia...
"_Ven, vamos al bar y seguir conversando más cómodo."
Aunque me sentía cómodo allí acepté y lo seguí, juzgué que no hubiera sido de buena educación negarme.
"_Pide lo que quieras, no tener miedo!
"_... Una coca".
"_ No quieres algo con un poco de alcohol, bien poquito? preguntó extrañado.
Negué con la cabeza: "_No... no me gusta mucho.
"_Te recomiendo algo muy rico, dulce, y con muy poquito de alcohol, verás que no te vas a arrepentir". Acepté sin decir nada.
Pidió para él y para mí algo que sonaba como 'alexander'.
Fuimos con los vasos a sentarnos al lado de la piscina. El suyo era transparente con una rodajita de limón y cubitos de hielo, el mío era oscuro, parecía chocolatada. El gusto era dulzón y rico, pero al tercer trago ya me sentía raro, pero bien.
"_Te gusta"?
Asentí sonriendo
"_De que ríes tu?
"_ No... de nada..'
"_Tu sonrisa pinta tu cara bien bonita", dijo acercando su silla.
"_Aún no me has dicho si tienes novia o no", agregó.
Negué con la cabeza y llevé el vaso a mi boca.
En ese momento salían muchos pasajeros del salón, la partida de bingo debía haber terminado. Entre ellos Joan acompañado de una señora venía hacia nosotros sin que nos hayan visto. Fueron al bar y cuando pasaron cerca con un vaso en la mano el español me vió. Lo saludé y le pregunté si había ganado algo. Se rió y meneó la cabeza.
"_Mañana espero tener mejor suerte, pero fue divertido.. qué estás tomando?"
"_Algo rico", y le mostré el vaso.
"_Cuidado... No te vayas a emborrachar... ", y siguió acompañado de la señora hasta encontrar dos sillones del otro lado de la piscina.
"_Simpático el señor ... parece cuidar de tí".
Hice los ojos pequeños mientras miraba con antipatía la señora que estaba con Joan. Me había puesto celoso. Qué ridículo. Terminé el vaso, mientras el del belga estaba recién por la mitad.
"_Quieres otro?, Preguntó alegre. Parece que te gustó".
Lo miré, tuve un hipo y me tapé la boca. Bernard se reía por dentro. Me sentí de repente incómodo, quería irme.
"_Voy a mi camarote, me agarró sueño",le dije.
"_Pardon, si hice algo malo"
"_No no... Pero quiero ir a dormir."
,"_Si quieres puedes venir al mío...hay lugar "
Lo pensé: "_Gracias, pero no".
Me levanté y me siguió, bajamos las escaleras y caminó a mi lado por el pasillo que conduce a mi cabina.
"_Tu te sientes bien?" me preguntó en la puerta, se lo veía preocupado.
"_Sisí" y abrí la puerta.
"_Beso", me susurró tomándome la muñeca y acercándose mucho.
Toqué con mis labios su boca, un segundo, entré y cerré la puerta.
Mi vecino roncaba y subí a la cama de arriba sin hacer ruido, sin desvestirme. Tardé en quedar dormido, mi respiración tardó en volver a su ritmo y mis ojos en cerrarse.

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