La noche había caído sobre la ciudad, pero en mi habitación, las sombras de la duda y la determinación libraban una batalla silenciosa. El eco de la voz de Emily, de su canción "Si todos dijéramos la verdad", aún resonaba en mi mente, un recordatorio constante de lo que estaba en juego, de lo que era verdaderamente importante.
Había expuesto mi alma ante mi padre, mostrándole el video de Emily en una jugada arriesgada para tender un puente entre mi mundo y el suyo. Pero ahora, mientras la mansión Stone dormía en su imponente silencio, me encontraba solo con mis pensamientos, preguntándome si había hecho lo correcto.
"¿Puedo realmente cambiar algo?" me pregunté, mi voz perdida en la vastedad de la habitación. La industria musical, con todas sus luces y sombras, había sido el escenario de mi vida desde que tengo memoria. Había sido alimentado con expectativas y estrategias, criado para ser el heredero de un legado que, hasta ahora, nunca había cuestionado.
Pero Emily había cambiado todo eso.
Ella había encendido una chispa, una pasión que no podía ignorar. Su música, su autenticidad, su valiente vulnerabilidad, todo en ella desafiaba el statu quo al que mi padre y yo habíamos contribuido. En ella, veía no solo una artista extraordinaria, sino un reflejo de lo que yo anhelaba ser, de lo que la música podría ser si se le permitiera hablar desde el alma y no solo desde las cifras.
Me levanté y me acerqué a la ventana, mirando hacia la ciudad que se extendía más allá. Las luces parpadeantes parecían contar sus propias historias, historias de sueños y desilusiones, de luchas y triunfos. Y en ese vasto tapiz, Emily y yo éramos solo dos almas intentando encontrar nuestro propio ritmo, nuestra propia melodía en medio de la cacofonía.
"Sé que puedo hacer más," me prometí, sintiendo una determinación renovada. No sería fácil, eso estaba claro. Desafiar las expectativas de mi padre, enfrentar la inercia de una industria que a menudo valoraba la apariencia sobre la sustancia, era una tarea desalentadora. Pero Emily merecía esa lucha, su música merecía ser escuchada, su verdad merecía ser reconocida.
Y quizás, solo quizás, este era el momento de empezar a componer una nueva canción, no solo para Emily, sino para mí mismo. Una canción que hablara de cambio, de valentía, de un amor no solo por una persona, sino por lo que esa persona representaba: la esperanza de que aún en un mundo lleno de ruido, la verdad, la belleza y la autenticidad podían encontrar un camino para brillar.
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Amor en un Acorde Roto
RomanceEn una ciudad en la que las luces de neón destellaban como promesas incumplidas, Emily se encontraba atrapada en un torbellino de emociones. Con su cabello oscuro cayendo en cascada sobre sus hombros y una mirada intensa en sus ojos, había cautivado...