La mansión Stone siempre había sido más un santuario de triunfos empresariales que un hogar, cada rincón un monumento al imperio que David Stone había construido en la industria musical. Pero esa noche, para Daniel, la frialdad del mármol y el eco de los pasillos eran lo último en su mente.
"Padre," empezó Daniel, su voz cargada con una mezcla de entusiasmo y una ansiedad cautelosa. "Esta noche, conocí a alguien. Una artista, su nombre es Emily Clark."
David Stone, sentado tras su majestuoso escritorio, rodeado de premios y contratos, levantó la vista, su mirada penetrante y calculadora. "¿Emily Clark?" repitió, su tono manteniendo una neutralidad calculada.
Daniel asintió, acercándose al escritorio. "Sí, ella es... es diferente, padre. Cuando sube al escenario, algo en ella cambia. Cada palabra, cada nota, es auténtica, cruda... Ella redefine lo que es el arte."
Hubo una pausa, un silencio tenso lleno de palabras no dichas. David finalmente habló, su voz firme y controlada. "Daniel, has tenido estas... fascinaciones antes. Artistas que crees que son la próxima revolución. Pero la industria... esta industria no funciona así."
"Pero esta vez es diferente," insistió Daniel, la imagen de Emily en el escenario quemándose en su mente. "Emily tiene algo que no he visto en años. Ella podría ser..."
"¿Qué, Daniel?" interrumpió David, una nota de impaciencia filtrándose en su voz. "¿La redentora de la música auténtica? Sabes tan bien como yo que la autenticidad no siempre es lo que vende. Lo que importa son los números, el mercado, la imagen."
Daniel sintió una oleada de frustración. "¿Y cuándo dejamos de lado la música verdadera, el arte genuino? Emily tiene el talento, la visión. Ella podría cambiar..."
"Podría desmoronar todo," cortó David, levantándose de su silla. "No estamos en el negocio de cambiar el mundo, Daniel. Estamos aquí para hacer que siga girando, para mantener las cosas en movimiento. Tú más que nadie deberías comprenderlo."
La decepción pesaba sobre Daniel como una pesada lapida. Las palabras de su padre eran un eco de todas las batallas que había luchado y perdido, un recordatorio crudo de que la visión de David Stone para el futuro de la música era inquebrantable, inmutable.
"Te pido que le des una oportunidad a Emily, solo eso," dijo Daniel finalmente, su voz un hilo tenso de esperanza.
David lo miró, su mirada ponderando, midiendo. "Lo consideraré," dijo al fin. "Pero recuerda, Daniel. La industria, nuestra empresa... no se rige por lo que es auténtico. Se rige por lo que es rentable."
Con esas palabras, la distancia entre padre e hijo nunca se había sentido tan vasta, ni el camino de Daniel tan lleno de incertidumbres.
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Amor en un Acorde Roto
RomanceEn una ciudad en la que las luces de neón destellaban como promesas incumplidas, Emily se encontraba atrapada en un torbellino de emociones. Con su cabello oscuro cayendo en cascada sobre sus hombros y una mirada intensa en sus ojos, había cautivado...