La noche se extendía sobre nosotros como un manto de terciopelo oscuro, salpicado de estrellas que parpadeaban con promesas y secretos no dichos.
A medida que el coche serpenteaba por las colinas hacia la mansión Stone, sentía una mezcla de emociones revoloteando en mi pecho, como mariposas al borde de un vuelo. La idea de presentar a Emily a mi padre, David Stone, el titán de la industria musical, no era una decisión tomada a la ligera. Era un cruce de caminos, un encuentro de mundos que hasta ahora habían coexistido en esferas separadas.
"¿Estás segura de esto, Emily?" pregunté, buscando su mano para entrelazar nuestros dedos, buscando el consuelo de su toque. "Puedo sentir tus nervios, pero quiero que sepas que no tienes que hacer esto si no te sientes lista."
Emily me regaló una sonrisa, una mezcla de valentía y vulnerabilidad que siempre me había cautivado.
"Estoy contigo, Daniel. Aunque esto sea nuevo para mí, aunque el mundo de tu padre sea diferente al mío, quiero estar a tu lado. Quiero que él vea lo que nosotros vemos."
La mansión Stone emergió ante nosotros, imponente y majestuosa, un reino en sí misma. Las luces de la entrada proyectaban sombras danzantes en el camino, como si la casa misma respirara, anticipando el encuentro venidero.
David nos recibió con una cortesía que rozaba la formalidad, sus ojos agudos y calculadores evaluando la escena ante él. "Bienvenidos," dijo, su voz resonando con esa autoridad innata que había orquestado carreras y definido el rumbo de la industria durante décadas. "Emily, es un placer finalmente conocerte."
La cena se sirvió en el patio trasero, bajo un cielo estrellado que parecía haber sido especialmente encargado para la ocasión. Cada detalle, desde la disposición de los platos hasta la selección de la música ambiental, era un estudio en perfección y control, un reflejo del mundo al que David Stone presidía.
"Tu música ha estado en boca de todos últimamente, Emily," comenzó David, sirviendo el vino con una destreza que hablaba de años de práctica. "Es refrescante ver talento genuino emergiendo en un mar de producciones genéricas."
Las palabras, aunque halagadoras, llevaban consigo el peso de una prueba, una evaluación que iba más allá de lo musical. Emily, sin embargo, se mantenía imperturbable, su postura y su mirada mostrando una confianza que emanaba de saber quién era y lo que representaba.
"Gracias, señor Stone," respondió, aceptando el vino con un gesto de agradecimiento. "Para mí, la música siempre ha sido una forma de conectar, de compartir historias y emociones. Es más que una carrera; es parte de quién soy."
La conversación fluyó entre platos y melodías, un juego de palabras y miradas que dibujaba un cuadro de diplomacia y sinceridad. Daniel, en todo momento, se mantuvo como un puente entre Emily y su padre, consciente del delicado equilibrio que debía mantenerse.
Y mientras la noche avanzaba, mientras las estrellas parpadeaban y las velas proyectaban sombras suaves en las caras que me rodeaban, supe que este encuentro era solo el comienzo. Era el preludio de un acto que aún estaba por desarrollarse, una melodía cuyas notas aún estaban por definirse.
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Amor en un Acorde Roto
RomanceEn una ciudad en la que las luces de neón destellaban como promesas incumplidas, Emily se encontraba atrapada en un torbellino de emociones. Con su cabello oscuro cayendo en cascada sobre sus hombros y una mirada intensa en sus ojos, había cautivado...