En una ciudad en la que las luces de neón destellaban como promesas incumplidas, Emily se encontraba atrapada en un torbellino de emociones. Con su cabello oscuro cayendo en cascada sobre sus hombros y una mirada intensa en sus ojos, había cautivado...
Después de dejar el local, con el número de Emily seguro en mi teléfono y su voz aún resonando en mi mente, sabía que había algo que tenía que hacer. Algo que iba más allá de mi propia conexión con Emily y su música. Era un riesgo, sí, pero uno que sentía que debía tomar.
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Al llegar a casa, la mansión Stone se alzaba imponente y silenciosa, como siempre. Pero esa noche, sentía una determinación que hacía que cada paso resonara con un propósito nuevo. Subí las escaleras hasta el estudio de mi padre, un santuario de poder y decisiones que había moldeado la industria musical durante años.
"Padre," comencé, mi voz más firme de lo que esperaba. "Hay algo que necesitas ver."
David levantó la mirada, su expresión de interés cauteloso. "¿Qué es, Daniel?"
Tomé una respiración, consciente de que el video que estaba a punto de mostrarle podría cambiarlo todo. "Es una artista, Emily Clark. La noche en el club no fue una coincidencia. Ella tiene algo... algo real, algo poderoso. Mira."
Presioné 'play', y las primeras notas de "Si todos dijéramos la verdad" llenaron la habitación. La imagen de Emily en el escenario, su presencia, su voz, todo estaba allí, capturado en un video que no hacía justicia a la experiencia en vivo, pero que aún así llevaba una fuerza innegable.
Observé a mi padre mientras miraba, intentando descifrar sus pensamientos detrás de esa fachada impenetrable. La canción avanzaba, cada verso, cada acorde, una declaración de autenticidad en un mundo que a menudo prefería la sombra a la luz.
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Cuando el video terminó, el silencio se instaló entre nosotros. Mi corazón latía fuerte, esperando, preguntándome si había logrado ver, realmente ver, lo que Emily representaba.
Finalmente, David habló. "Es talentosa," admitió, su voz neutral pero con un atisbo de algo que no supe interpretar. "Pero el talento no es siempre suficiente, Daniel. Sabes cómo funciona esto."
"Sí, sé cómo funciona," respondí, mi voz cargada de un desafío que no podía contener. "Pero también sé que a veces, solo a veces, el talento verdadero, la autenticidad, puede cambiar las reglas del juego. Emily puede hacer eso, padre. Solo necesitamos darle la oportunidad."
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David me miró, evaluando, ponderando. "Lo pensaré," dijo al fin. No era una promesa, pero tampoco un rechazo. Era una posibilidad, y en ese momento, una posibilidad era todo lo que necesitaba.
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Con un asentimiento, salí del estudio, sintiendo que, tal vez, había iniciado una pequeña pero significativa revolución.
La música de Emily, su verdad, había resonado en la habitación del poder, y ahora solo el tiempo diría si ese eco sería suficiente para cambiar el curso de las cosas.
"Eres tu y lo serás".
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