Prólogo

99 3 1
                                    

Emma era una chica cualquiera de 12 años, le gustaba andar con sus amigas y socializar con los demás, hasta un incidente que sucedió.

Como de costumbre, por ser buena alumna, su mamá le regalaba cualquier cosa (obviamente algo que pudiera comprar, no le iba a regalar una carro de oro). Un día le regalo un par de zapatos amarillos y decidió usarlos para la escuela.

El primer día que los llevo, todas sus "amigas" le envidiaron y le dijeron:

-¡Me encantan tus zapatos!

Y ella siempre respondía:

-Gracias.

Era recreo y ella fue a buscar a sus amigas, las encontró a todas en un círculo murmurando, ella se escondió cerca de ellas para escuchar la conversación:

-Emma nos presume sus estúpidos zapatos, solo porque son nuevos cree que son perfectos.

-Ella es tan imbécil.

-La odio, es una maldita creída.

Esos y más comentarios pasaban por la cabeza de Emma, estaba desesperada, pensaba que ellas eran sus verdaderas amigas, la habían engañado.

Estaba caminando lejos de ellas con la cabeza gacha.

De pronto, un chico se acercó hacia ella y le dijo:

-Escuche todo lo que dicen de ti, no les hagas caso, están celosas.

-¿Eso crees?-Le respondió.

-Sí, es más, si quieres te acompaño para que no te sientas sola.

Y por supuesto ella aceptó, y así conoció a Bruno, un chico rubio con aspecto algo rudo aunque en su interior era muy amigable.

Pero a pesar de su apariencia, Emma no sabía lo que le esperaba...

No me importaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora