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AL MENOS FUERON UNOS VEINTE SIRVIENTES QUE FUERON TRASLADADOS HACIA el valle junto con dos cuidadores de dragón para que estén al servicio del príncipe Baelon quien besaba la mejilla de sus dos hermanos menores quienes a pesar de ser bebés parecían entender que ya no verán a su hermano mayor llorando sin parar.
- Estoy seguro que hará un magnífico trabajo como mano Lord Lyonel - dice viendo al hombre
- Téngalo por seguro mi príncipe y que tenga una buena vida en el valle -
El niño asiente para luego abrazar con fuerza a su hermana Rhaenyra quien no puede evitar soltar lágrimas, no era un adiós definitivo, pero le dolía saber que ya no veía a su hermano menor corres por los pasillos, abrazarla o besar su mejilla, comer pasteles de limón juntos o enseñarle Alto Valiryo.
- Se bueno Bae - dice la mayor besando la mejilla del niño
- Siempre lo soy Nyra - contesta
La Reina Alicent tampoco puede evitar llorar ¿Ahora quien la acompañará? Su padre se había ido, estaba alejada de Rhaenyra, sus hijos parecían odiarla y ahora Baelon se irá ¿Qué hará ahora?
- Te extrañare y mucho, te enviaré cuervos para que se lo leas a mis hermanos - dice el pequeño abrazando a la pelirroja - Estarás bien -
A veces parecía que el niño sabía más de lo debido, era como si pudiera leer su mente ya que la abrazo con suavidad para luego ir hacia su padre dejando un hueco en el corazón de la reina.
- Pórtate bien y aprende mucho, mi amada hijo -
El pequeño recibio un beso en su cabeza para luego subir al carruaje donde Lady Arryn lo estaba esperando, sintió como el carruaje comenzaba a avanzar, volteo viendo como su hermana y Alicent soltaban lágrimas e incluso la pelirroja dio algunos pasos hacia adelante como si quisiera perseguir el transporte para rogar que el niño no se fuera, de hecho era así, se sentía tan destrozada en esos momentos, su padre se había ido lejos de ella dejándola ahí sola, parecía que sus hijos la odiaban o no la amaban porque cada vez que estaban entre sus brazos los niños lloraban como si ella fuera una extraña, su amistad con Rhaenyra ya no existía debido a su propio orgullo y aquel sentimiento de traición, solo le quedaba Baelon aquel dulce niño quien parecía quererla con sinceridad.
Ahora no le quedaba nada, toda esperanza de ser amada genuinamente se estaba llendo en aquel carruaje que se volvía cada vez más pequeño hasta dejar de verlo cuando las puertas fueron cerradas, todos se fueron de ahí queriendo pensar en la partida del niño en privacidad en cambio ella se quedó ahí esperando como si él peliblanco volviera arrepentido diciendo que quería quedarse, pero no fue así solo estaba ahí esperando algo que no sucedería porque el menor deseaba irse, no porque no los amaba era más bien para tratar de estar conectado con su madre, con las raíces de su madre.
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EL VALLE ERA UN LUGAR SUMAMENTE HERMOSO A PESAR DEL AIRE QUE EXISTÍA ESO NO ERA un impedimento para ver la belleza del lugar y aun más del castillo que en serio creyó estaba en las nubes e incluso si dragón parecía más que feliz de estar ahí.
- Tendrás un horario sencillo, después de comer tu desayuno estarás con tus maestres resiviendo distintas clases a través de los días, luego si lo deseas podrás visitar a tu dragón, jugar o explorar, pero luego del almuerzo vas a entrenar además de que debo saber si Lord Corlys Velaryon esta dispuesto a enseñarte al menos unas cosas -
El niño estaba más que encantado, todo eso no era tan pesado ya que tendría tiempo para hacer distintas cosas además de que recibiría clases con el serpiente marina, lo cual a su parecer era un gran honor.
- Es asombroso - dice el pequeño emocionada
Aquellas palabras hacen que la mujer sonrisa y que agache a la altura del peliblanco.
- Me alegro que te guste, porque quizás algún día esto sea tuyo -
- Me alaga Lady Jayne, pero no estoy interesado en heredar algo solo quiero proteger a mi familia y eso ahora la incluye a usted -
- Eres un niño muy dulce - dice la mujer acariciando su mejilla
El pequeño observa todo a su al rededor notando que a pesar de ser más pequeño que la fortaleza roja, era muy bello sobretodo la sala principal y más cuando vio la puerta lunar que daba directo al vacío, una muerta dramática a su parecer, que bueno que estaba cerrada ya que estarías mucho aire en el lugar.
Su habitación estaba en una de las torres, las decoraciones estaban hechas de mármol blanco mientras que las paredes estaba de color gris, la cama era enorme con sábanas blancas y azules, había suficiente espacio para todas sus cosas e incluso para más.
- Mi habitación está al frente así que si necesitas algo ahí estaré - informa la mujer
- Es hermoso - habla el niño desde el balcón
Ya veía porque el barandal era tan grande, ya que caería al vacío si daba un paso en falso, todo en ese lugar era más que hermoso y asombroso sin duda alguna le encantara vivir ahí.
- Solo ten cuidado - le advierte
- De acuerdo - dice el niño observando el lugar
Verde, montañas, cielo y aire había en ese lugar, no se cansaría de decir cual bello era todo, aunque aun seguía extrañando a su hogar así que agarraba con fuerza su medalla que era el escudo de la casa Targaryen, hecha de acero Valyrio para que recordará cada día que él era un dragón, que su sangre era espesa y que la única manera de pagar a sus enemigos era usando el fuego y sangre.
- Estoy aquí mamá, estoy en tu casa - susurra dejando que el viento lleve sus palabras
Esperaba que su madre lo estuviera escuchando esperando que se sintiera orgullosa de lo que es ahora y más aún de lo que está dispuesto a convertirse para proteger a su familia como ella le dijo que hiciera.
