Checo es un omega soltero de treinta y tres años con un hijo, pero muy feliz.
-Indicaciones:
• Adaptación
• Chestappen | Max Top x Sergio Bottom
Advertencia ⚠️ En está historia contiene abuso sexual no explicito hacia uno de los protagonistas. Si e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sergio se quito los lentes y frotó sus ojos, cansado de leer. El libro ni siquiera era bueno, era una rechazo definitivo.
—Rosemarie— le dijo a su secretaria por el comunicador—, comunicante con Michael, dile que Galbraith no paso, que esta es la quinta vez que lo intenta y que sólo me esta haciendo perder tiempo.
—Por supuesto que si, Sergio. Por cierto escuche a Lewis presumir por todo el piso que tú y él iban a cenar esta noche.
Sergio jura que vio su cerebro cuando rodó los ojos.
—De acuerdo, de eso yo me encargo. Cuando hayas dado el recado tienes la libertad de marcharte, hoy no hay necesidad de quedarnos hasta tarde.
—Muy bien, que pases buena tarde, entonces.
—Igual tú, Rosemarie— con eso corto la comunicación y se dejo caer contra el respaldo de su silla.
Hoy estaba fatigado y sin ganas de enfrentarse a Lewis, así que él iba a regresar a casa, iba a descansar y si a Lewis se le ocurría llegar, ya se inventaría algo para deshacerse de él.
Soltando un suspiro se levanto y estiro, su espalda crujiendo, antes de acomodar las cosas en su escritorio.
Después se puso su abrigo y salió, dejando un legajo de papeles en el escritorio de su secretaria, que parecía que hacia rato se había marchado.
—Que pase buena tarde, señor Perez —le dijo una alfa que estaba como becaria en la compañía.
—Igualmente, Sandra, bonita tarde— dijo sonriéndole, igual que a todos los demás trabajadores que lo saludaron desde el tercer piso hasta el sótano, donde se metió a su camioneta.
Se puso el cinturón se seguridad y prendió la camioneta, aunque antes de arrancar saco su teléfono y le marco a su hijo.
—Yuki —dijo cuando contesto— ¿Ya estás en casa?
—No, papá, estoy en una conferencia ¿Te importa si te hablo más tarde? —dijo susurrando.
—Oh, si, si, lo siento.
—No importa, llego a la casa como en hora y media, nos vemos —y con eso colgó.
Sergio suspiro y miro su teléfono con un puchero. Tenia que conseguirse una vida fuera de su hijo porque la verdad sea dicha, estaba cansado de comer y cenar solo, tan cansado que le preocupaba sentirse igual de desesperado por algo de compañía y que en consecuencia alguna vez terminara aceptando salir con Lewis, cosa que seria un completo desastre.
Soltando otro suspiro empezó a conducir.
No le llevo más de veinte minutos llegar a su casa y cuando lo hizo se encontró con Max sentado en las escaleras del porche.
En el pasado mes y medio el chico prácticamente había estado viviendo con ellos, y Max y su hijo habían reforzado su amistad a una velocidad casi alarmante.