Checo es un omega soltero de treinta y tres años con un hijo, pero muy feliz.
-Indicaciones:
• Adaptación
• Chestappen | Max Top x Sergio Bottom
Advertencia ⚠️ En está historia contiene abuso sexual no explicito hacia uno de los protagonistas. Si e...
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B&P Asociados es una empresa de renombre nacional, todos los interesados en publicar un libro en Inglaterra tienen como primera opción a dicha empresa, la cual, además, busca a expandirse a nivel internacional.
Para B&P es primordial la seguridad de sus clientes, tanto física como intelectualmente, protegiendo celosamente los manuscritos que les son enviados para evitar el plagio total o parcial de un trabajo.
Pero una cualidad que no debemos olvidar, y que le es muy reconocida, es que B&P también se preocupa por sus empleados. Otorgando bastantes facilidades con los horarios, grandes prestaciones y bonos por casi cualquier cosa, además de que les ofrece un grandioso seguro medico.
Su edifico matriz, ubicado en la parte central de Londres, está protegido por guardias de seguridad privada que continuamente están dando rondines, tanto en el lobby, como en la oficinas y el estacionamiento, procurando mantener de ésta manera a sus clientes y personal seguros. Además...
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—Max ¡Max!— el grito de Sergio tuvo al alfa corriendo hasta la habitación del omega en el segundo piso.
—¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué tienes?! ¡¿Estás bien?!— pero en lugar de decir algo, Sergio sólo le extendió un aparatito blanco, parecido a un termómetro digital, aunque en lugar de tener la pequeña pantallita donde mostraba la temperatura, había dos pequeñas líneas bien marcadas.
Después de mirar el aparatito por lo que pareció una eternidad, levanto la mirada hasta la cara de Sergio, que tenia los ojos llorosos y se mordía con nerviosismo el labio inferior.
Ni aunque hubiera querido pudo evitar la sonrisa que se pinto en su rostro. —¿De verdad?
Sergio asintió, sin dejar de morderse el labio y con un par de lágrimas ya cayendo.
—¿Estás embarazado?— cuando Sergio volvió a asentir Max se abalanzó sobre él, cargándolo en un apretado abrazo y aunque esta vez si intento contenerse, no pudo detener un par de lágrimas de felicidad que empezaron a derramarse de sus propios ojos.
—¿Estás feliz?— le pregunto Sergio con la voz dudosa y pequeñita contra su cuello, también sonaba un poco asustado.
Max entonces lo bajo, dándose cuenta de que probablemente Sergio pensaría que por la edad él podría no aceptarlo.
