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Fue un sonoro bostezo lo que despertó a Sergio

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Fue un sonoro bostezo lo que despertó a Sergio.

Se sentía incomodo, cansado y adolorido.

Y el intermitente pitido a su derecha comenzaba a molestarlo.

¿Un pitido? racionalizo abriendo los ojos y encontrándose en una habitación en penumbras.

La incomodidad que sintió en el pliegue interior de su codo lo tuvo llevando su mano hasta éste y sólo cuando se encontró con una intravenosa fue que recordó todo. Y entonces aquel pitido molesto aumento de velocidad.

—¡Papá!— escucho a Yuki a su izquierda y antes de que pudiera voltear, la luz fue encendida y él se llevo la mano a la cara para proteger sus ojos, pero al hacer dicho movimiento un terrible dolor en su hombro lo tuvo quejándose.

De pronto Yuki estaba prácticamente sobre él, viéndose asustado y preocupado.

—¿Cómo te sientes?— le dijo pasando una mano por su cabello. Pero Sergio no estaba preocupado en lo más mínimo por si mismo. —¿El bebé?— pregunto expectante y atemorizado a la vez.

Yuki le sonrió afectuosamente. —Está bien, papá, el doctor hizo un eco y todo se veía normal, dijo que no era probable que hubiesen secuelas, porque fueron solamente pocos los segundos en los que no tuvo oxigeno, pero que aún así tienes que evitar emociones y esfuerzos fuertes durante lo que resta del embarazo.

Sergio suspiro con alivio, llevándose una mano al vientre.

Después miro alrededor de la habitación, que era tan estéril como cualquier habitación de hospital.

—¿Qué hora es?— dijo apenas dándose cuenta de lo ronca que tenía la voz.

Bueno, no puedes esperar algo bueno cuando alguien intentó ahorcarte pensó.

—Es la una de la mañana, estuviste inconsciente como seis horas, tal vez un poco más— dijo Yuki encogiéndose de hombros.

Sergio vio como su hijo lo miraba durante largos segundo y entonces se estaba agachando para besar su frente y abrazarlo.

—No me vuelvas a hacer algo así otra vez, papá. Estaba muy asustado cuando Max me hablo, creí que te iba a perder y no quiero perderte nunca.

—No me vas a perder, sólo fue una tontería— no había sido una tontería, la habitación del hospital en donde estaba se lo recordaba, pero el punto era no preocupar a Yuki y entonces ahí se valía restarle importancia a todo.

Beso la mejilla de su hijo, que se aparto con ceño levemente fruncido.

—No fue una tontería, papá, pudiste haber muerto, de no ser por los guardias seguramente estarías muerto— y de pronto Yuki se veía furioso, y no con Sergio, sino que estaba recordando al imbécil que le había hecho eso a su padre, de no ser por Max, Yuki habría ido a matarlo.

Dicha | Chestappen | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora