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Sergio no puede dejar de reprenderse mientras da vueltas en su cama

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Sergio no puede dejar de reprenderse mientras da vueltas en su cama

Tiene más de una hora acostado, pero no puede dormir porque no puede dejar de pensar en la estupidez que hizo al regresarle el beso a Max.

Debí haberlo apartado piensa enterrando media cara en las almohadas debí haberlo alejado.

Nunca debí dejar que se acercara tanto en primer lugar.

Estaba jodidamente arrepentido y no permitiría que algo como eso volviera a suceder.


Once días después, día de navidad/cumpleaños de Max

Max empujó su espalda contra el refrigerador, besando su boca y después bajando a la quijada, él apretó más sus brazos alrededor del cuello del alfa.

Las manos de Max, resbalosas como siempre, encontraron la manera de colarse dentro de su camisa. Después lo mordió debajo de la oreja y no pudo evitar reír.

Hacia un par de días había descubierto que cuando Max besaba su cuello lo único que sentía eran cosquillas, cuando lo besaba ahí sólo era placentero, sin embargo si lo tocaba con la mano toda la ansiedad volvía, así que mientras sólo lo tocara con la boca no habría problema, lo jura.

Sólo cuando dejó de sentir los labios sobre su piel fue que abrió los ojos y se encontró con la mirada de Max, que le sonreía, así que él también sonrió, su labio inferior entre sus dientes.

—¡Papá!— escucharon el grito de Yuki en la planta alta y se apartaron de un saltó— ¡¿Necesitas algo de acá arriba?!

Sergio parpadeo varias veces.

—¡No, gracias! —Max y él mirándose a los ojos, y cuando Yuki le respondió que en un momento bajaba, Max presionó sus labios una vez más antes apartarse, ambos sonriendo.

Cuando Yuki bajo, encontró a Max sentado en un taburete de la isla mirando su celular y a su papá sacando el pastel que había hecho, del refrigerador.

No había nada raro en ellos, sin embargo el olor a excitación en el aire no pudo pasar desapercibido para él.

Volvió a mirar a su papá, pero él estaba distraído poniéndole algo más de betún al pastel, entonces miro a Max, que ahora tenia una sonrisa de satisfacción mientras miraba el celular.

—¿Por qué huele a excitación? —vio como su papá se ponía rígido y el sonrojo comenzaba a llenarlo desde el cuello hasta la raíz del cabello en la frente, entonces miro a Max, que lo miraba sonriendo con picardía—. Eres un cerdo, Max, mi papá está presente y tú viendo tus cochinadas y soltando tu horrible olor, lo vas a intoxicar —dijo con el ceño fruncido y obteniendo como única respuesta un guiño y la risa de Max.

Entonces fue y le dio un golpe en la cabeza antes de mirar a su padre con una mirada de disculpa, pero éste sólo soltó una risita nerviosa.

—Ya estoy —dijo entonces Sergio cargando el pastel y evitando la mirada de su hijo.

Dicha | Chestappen | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora