Un giro inesperado

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La vida de Kim SeokJin tomó un giro inesperado tras la noche del baile de bienvenida. La conexión con Jungkook se fortaleció, y la amistad entre ambos creció de maneras que ninguno había anticipado. Sin embargo, el destino tenía preparada otra sorpresa que cambiaría sus vidas para siempre.

Una mañana soleada, Jin se encontraba en la cocina de su casa, disfrutando de un tranquilo desayuno en compañía de sus padres. La calma se vio interrumpida cuando sonó el teléfono, y el semblante de los Kim se volvió serio. Al colgar, compartieron una mirada preocupada antes de dirigirse a Jin.

—Jin, necesitamos hablar contigo. Es sobre Jungkook.

La ansiedad se apoderó de Jin mientras seguía a sus padres hacia la sala de estar. Las palabras que escucharía a continuación cambiarían su vida de una manera que no podía imaginar.

—Jungkook ha sufrido un accidente de auto. Sus padres no sobrevivieron —anunció el padre de Jin, su voz quebrándose ante la tragedia.

El corazón de Jin se detuvo por un momento. No podía procesar la noticia. Jungkook, el joven que había cuidado y que se había convertido en su confidente y amigo más cercano, ahora enfrentaba la pérdida de sus padres. Jin se aferró al respaldo de una silla, luchando contra la marea de emociones que amenazaba con ahogarlo.

La noticia se extendió rápidamente, y pronto la casa de los Kim se llenó de un silencio pesado. La pérdida de Jungkook dejó un vacío en el corazón de todos, pero especialmente en el de Jin, quien sentía una conexión única con el joven.

Días después del funeral, Jin y sus padres se enfrentaron a una realidad difícil: Jungkook no tenía familiares cercanos dispuestos a hacerse cargo de él. La familia Kim, con corazones compasivos, tomó la decisión de adoptar a Jungkook, brindándole un hogar y una nueva familia en medio de su dolor.

La llegada de Jungkook a la casa de los Kim fue silenciosa y marcada por la tristeza. El joven, antes lleno de vida y energía, ahora caminaba con los hombros caídos y la mirada perdida. El duelo le pesaba como una losa, y su actitud hacia todos, excepto Jin, cambió drásticamente.

Jin notó la transformación en Jungkook desde el primer día. El joven, antes risueño y juguetón, se volvió reservado y distante. La casa, que solía vibrar con la alegría de su risa, ahora resonaba con un silencio melancólico. Los Kim intentaron acercarse a Jungkook, pero la barrera emocional que había construido era impenetrable.

—Jin, él necesita tiempo para procesar todo esto. La pérdida de sus padres es devastadora —le explicó la madre de Jin, abordando la preocupación que reflejaba en el rostro de su hijo.

Jin asintió, pero no podía evitar sentirse impotente ante el dolor de Jungkook. El joven evitaba las interacciones familiares y se refugiaba en su habitación, donde la tristeza parecía envolverlo como un manto oscuro.

Una tarde, Jin decidió abordar el tema con Jungkook. Encontró al joven mirando por la ventana, perdido en sus pensamientos.

—Kookie, sé que esto es difícil, pero no estás solo. Estamos aquí para ti.

Jungkook apartó la mirada, su expresión inexpresiva.

—No necesito que te preocupes por mí, hyung. Soy un problema para tu familia.

Jin frunció el ceño, negando con determinación.

—No eres un problema, Kookie. Eres parte de esta familia, y te cuidaremos siempre.

Aunque Jungkook no respondió, Jin sabía que las palabras habían llegado a su corazón. La travesía del duelo no sería fácil, pero Jin estaba decidido a estar a su lado, guiándolo a través de la oscuridad.

Con el tiempo, Jungkook comenzó a abrirse lentamente. Las conversaciones con Jin se volvieron más frecuentes, y aunque el dolor seguía presente, también lo hizo la aceptación. La familia Kim se esforzó por brindarle a Jungkook un ambiente de amor y apoyo, ayudándolo a sanar las heridas emocionales que la vida le había infligido.

A medida que las estaciones cambiaban, también lo hacía la dinámica en la casa de los Kim. La risa de Jungkook volvió a resonar en los pasillos, y aunque las cicatrices del duelo aún eran visibles, la familia encontró una nueva normalidad. Jin y Jungkook, unidos por la adversidad, fortalecieron su lazo, convirtiéndose en pilares de apoyo mutuo en el camino de la reconstrucción.

I Need You|| KOOKJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora