୨୧【capítulo 10.1】୨୧

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La semana transcurrió con mayor normalidad, ya no había un Sunghoon presentándose semidesnudo frente a Sunoo y tampoco Ni-ki haciendo berrinches o peleando demasiado. El rubio sentía que todo se había calmado para bien y le gustaba ese nuevo ambiente en la casa de los Park, porque claro, cada día, sin falta, había estado yendo a la casa de Ni-ki para darle tutorías y había tenido que pasar tiempo con aquella familia un tanto peculiar.

Ahora, siendo jueves por la tarde, Sunoo se encontraba sentado en una silla bastante cómoda, en el jardín de los Park; no tenía que darle tutorías a Ni-ki, ya que por la mañana le había tomado el examen semanal a sus niños, pero Ni-ki y Sunghoon habían insistido en invitarlo a cenar por haber ayudado a Ni-ki a obtener una buena calificación.

—Vas a ensuciar a tu maestro; estás lleno de hojas y tierra —regañó Sunghoon, su voz sonando no tan severa. El alfa miraba a su hijo; Ni-ki estaba sentado en las piernas de Sunoo, abrazándolo y acurrucándose cómodamente, luego de haber estado jugando entre los arbustos y los árboles.

—Está bien, no pasa nada, es sólo tierra —calmó Sunoo mientras mecía a Ni-ki entre sus brazos, quien tenía una expresión bastante engreída y alegre al estar siendo mimado por su lindo y amoroso maestro. Sunoo tenía un aroma tan suave y tranquilizante, que Ni-ki se sentía cómo un cachorrito pequeño entre los brazos de su mami.

—No puedes enfadarte, saque un ocho —dijo Ni-ki para su padre, quien parecía algo celoso, sentado solo en la silla de en frente. Ni-ki estaba muy seguro de que era realmente tonto que su padre quisiera estar en su lugar, su papá era demasiado grande para que su profesor lo cargara.

Sunghoon, ajeno a los pensamientos y teorías de su hijo, sacó un pañuelo blanco de su bolsillo y se levantó de su silla para hincarse frente a Sunoo y a Ni-ki.

—Quédate quieto, tu cara está sucia —ordenó el alfa, acercando el pañuelo al rostro de su hijo para limpiarle todas esas manchas de tierra que tenía.

Sunoo sonrió levemente y al escuchar los quejiditos del cachorro, soltó una risita.

—No te muevas, Ni-ki —pidió Sunoo, quitándole algunas hojas secas y ramitas del cabello.

—Papá me hace doler —se quejó el niño, arrugando su nariz con disgusto mientras el pañuelo blanco se encargaba de limpiarle la cara.

Sunghoon estaba ofendido.

—Apenas estoy frotando.

—Pero me duele...

—No mientas.

—¡No miento!

—Si lo haces.

—¡No lo hago!

—No estoy haciéndote doler.

—Quiero que el señor Miel me limpie.

Sunoo soltó otra risa.

—El señor Miel no lo hará, así que quédate quieto o no te dejaré salir a jugar al jardín otra vez —advirtió el alfa.

Ni-ki hizo un puchero y finalmente dejó que su padre terminara de limpiarlo, todo bajo la atenta mirada de Sunoo, quien se sentía extrañamente bien en aquella situación mientras abrazaba al cachorro y sonreía levemente.

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"Miel y Limón en primavera" [AU Sunsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora