୨୧【capítulo 22.1】୨୧

918 142 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅

Las semanas habían pasado volando y se encontraban muy próximos a la fecha de parto. Había sido una etapa bastante agradable, con vómitos, ciertos dolores y mareos, pero a fin de cuentas agradable porque todos se habían encargado de mimar y cuidar a Sunoo.

El rubio estaba en el jardín, recostado en una mecedora, mientras veía a Ni-ki jugando. Sunoo se había vuelto más regordete a causa del embarazo, no había dejado de comer cosas dulces y sus mejillas estaban más rellenas y brillantes que de costumbre; definitivamente, el embarazo le había sentado de maravilla y lucía increíblemente radiante.

Un suave suspiro salió de sus labios mientras colocaba una mano con ternura sobre su creciente vientre. Podía sentir a su bebé moviéndose dentro de él, dándole a veces delicadas patadas y empujones. Aunque le resultaba cansado y pesado, no podía evitar sonreír ante la sensación de su pequeña bebé moviéndose dentro de él. 

Sunghoon salió de la casa, observando a Sunoo acostado en la mecedora con una expresión llena de afecto en su rostro. Fue a sentarse en el piso junto a él, con cuidado de no perturbar su comodidad. Él extendió su mano y la colocó suavemente sobre el vientre de Sunoo, notando cómo se movía bajo su tacto.

—Definitivamente será igual de inquieta que Ni-ki —bromeó el rubio y Sunghoon jadeó de sólo imaginarlo.

De pronto llegó Ni-Ki con Mikki persiguiendo sus talones.

—¿Está moviéndose otra vez? —preguntó agitado.

Sunghoon soltó una risa baja y jaló a su cachorro para sentarlo en su regazo. 

Sunoo tomó la mano de Ni-Ki y la llevó justo a la zona en la que su vientre parecía palpitar.

—De seguro jugará fútbol contigo —le dijo Sunghoon a Ni-ki—. Con las patadas que da… —añadió.

Sunoo soltó una risa e hizo una mueca cuando la bebé pateó demasiado fuerte.

—Tenlo por seguro, Ni-ki —murmuró el omega, suspirando con una leve sonrisa.

Ni-ki se levantó un poco y pegó su oreja al vientre de Sunoo, intentando escuchar algo.

—Deja de patear a Nunu —susurró, sin querer que sus padres escuchen.

Sunoo y Sunghoon reprimieron una risa y Sunghoon desordenó el cabello de Ni-Ki.

—Bien, vamos adentro, la cena ya está lista —recordó Sunghoon de repente.

Sunoo se levantó con cuidado, seguido de Ni-Ki y Sunghoon.

—¿Por qué papá tiene que cocinar? Todo lo que hace sabe mal —murmuró Ni-ki en el camino, aferrado al brazo de Sunoo.

Sunghoon frunció el ceño.

—Que a ti no te guste no significa que cocine mal —se defendió el alfa mientras cerraba la puerta que daba al jardín—. Sunoo dice que cocino bien.

Sunoo hizo una mueca y sonrió.

—Sí, bien —lo consoló el rubio y rió—. De todos modos haré algo para ti si no te gusta lo que papá hizo hoy —murmuró Sunoo para Ni-ki, y el cachorro asintió más animado.

Sunghoon bufó y se adelantó al comedor.

Sunoo y Ni-Ki simplemente rieron, mirándose con diversión.

Ni Sunoo, ni Sunghoon sabían como es que sus vidas habían cambiando tan drasticamente en menos de un año, pero estaban felices con todo lo que estaban viviendo juntos. Sentir que habían encontrado aquella persona con quien compartir sus días los llenaba de tranquilidad y una calma que nunca antes habían sentido.

—Nunu se come tu comida sólo porque no quiere que te sientas mal —soltó Ni-ki, haciendo una mueca cuando probó la cena—. Está muy picante.

Sunoo rió, terminando de untar jalea en unas tostadas.

—Come esto, deja que papá y yo comamos lo que hizo —dijo el rubio, extendiendo el plato con tostadas a Ni-ki.

Sunghoon resopló y probó su comida, hizo una mueca y suspiró.

—Sí, está muy picante —aceptó rendido.

Sunoo probó y forzó una sonrisa.

—No sé de que hablas.

Sunghoon le extendió un vaso de agua y Sunoo se lo terminó de inmediato.

—No comas más —dijo Sunghoon y soltó una risa resignada—. Pediré pizza hoy.

Sunoo le besó la mejilla y soltó una risa que resonó contra la piel de Sunghoon.

—Si tanto insistes —susurró el lindo rubio, consiguiendo una mirada divertida y algo derrotada de su esposo.

—¡Que sea de pepperoni! —gritó Ni-ki con la boca manchada de jalea, al ver a su padre tomando su teléfono.

—Ustedes ganan.

"Miel y Limón en primavera" [AU Sunsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora