Capítulo 23: Volvió.

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Si querés oír con música esta historia lo podés hacer. Yo te recomiendo que escuches este capítulo con:  PRODIGAL DE POOR MAN'S POISON 

Voces ajenas parlaban argumentos inentendibles, oídos propios tapados no captaban ni el ritmo de esas palabras, como cuando uno se sumerge en agua y no puede oír nada. Tenuemente esas voces se fueron esclareciendo hasta que logró reconocer una de esas.

_El fuego ya está listo, muchachos, ya preparo la carne, eh... ¿y ese, todavía no se levantó?

Se oyó la voz de Alejo, de pie junto a una parrilla colocando más carbones a ese fuego. Párpados cerrados comenzaron a levantarse, contemplando esa nueva fuente de luz.

_Ahí creo que se está despertando.

Afirmó el narizón, Rubén alertaría.

_Hacete para atrás, narigón, mirá si ya se convirtió.

Los tres rodearon al hombre de solo un brazo para ver si era hora de darle muerte. Del lado del muñón lo esperaba de rodillas Emanuel con el cuchillo en mano, del lado derecho Rubén y a la cabeza apuntaba el gordo. Sus ojos eran cafés como siempre lo fueron, pero el grupo no estaba del todo seguro a menos que de su boca saliera una palabra.

_Ey... no, sigo acá.

Dijo por fin el caído. Rubén relajó a los demás.

_ ¡Habló! No es uno de ellos, tranquilos.

Dejando sus armas fueron a levantar a su compañero que todavía se hallaba desplegado en el suelo de ese quincho.

_Despacio, eso... sentate primero.

Expresó Emanuel ayudándole a levantar el tórax.

_ ¿Qué te pasó, boludo?

Arrojó el gordo. Mauro miraba el fuego, llamado por eso, él también soltó una pregunta.

_ ¿Ya hicieron el fuego? ¿Eso quiere decir?... que ganamos ¿o ya estamos muertos?

_ ¿Qué te pasó?

Soltó de nuevo el gordo, dejando sin validez las preguntas del manco. Rubén respondería las dudas de Mauro.

_Sí, boludo... sí ganamos. Te mordieron, pensamos que te moriste cuando te caíste así, loco. No sabíamos si ibas a despertarte, te trajimos hasta acá y bueno, acá estás.

_Ah, entonces todo fue real.

_Sí, boludo.

Reafirmó Emanuel. Cansado de que no le dieran bola, Alejo, volvió a insistir.

_ ¡Ey! ¿Qué pa te pasó, boludo?

Mauro sintiendo un líquido en la nariz, sorbió un poco, dándose cuenta de qué se trataba, dejó caer el líquido en su mano para ver que efectivamente se trataba de sangre.

_Está avanzando...

Dolido, manifestó Alejo.

_Creo que hay muchas cosas que no les conté, muchachos, pero vamos a sentarnos.

Con algo de ayuda depositaron a ese de un solo brazo en el banco de un lado de la mesa. Emanuel se colocó a su lado, y al frente esperaron el relato el moreno y el seboso. Aguantando la sangre que brotaba de su nariz. Mauro soltó aquello que se había guardado.

_Bueno es simple... fue hace meses, antes de que el virus llegara a la Argentina. No, miento, ya había llegado, era antes de que Argentina cayera. Ustedes ya conocen mi historia, cada seis meses tenía que hacerme un chequeo para ver que el cáncer no haya regresado. Y nada, volvió.

Muertos de HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora