Capítulo 9: La democracia es un poco pelotuda.

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Si querés oír con música esta historia lo podés hacer. Yo te recomiendo que escuches este capítulo con: DEVIL'S PRICE DE POOR MAN'S POISON.

Su visión se vió interrumpida por un infectado que justo en ese momento pasó frente a él. Con precaución, Emanuel guardó un poco de distancia. Desde abajo, el tumbado cuestionó.

_ ¿Qué viste?

Emanuel no encontraba palabras y si las tenía esas no se acomodaban para salir de su boca. Toda su atención estaba en esa otra habitación.

_Ey... narigón ¿Qué hay del otro lado?

_Dejá de hablar tan fuerte, negro, me tenés cansado... y vos... hablá pue ya, ¿qué hay del otro lado?

Exclamó el de un solo brazo.

_Hay comida, putos... ese es el depósito.

Su mirada comenzó a iluminarse, los ojos volvían a brillar por esa que consideraba un poco de agua en su desierto.

_No jodas...

Pronunció como pudo el moreno. Alejo, sin dejar de cubrir la puerta elevó la vista a la altura del cristal y pudo comprobarlo él también.

_Es cierto, hay... ¿sanguches?... esas son... ¿cervezas? Pan. Hay pan, chicos, esta todo guardado en unas heladeras.

_ ¡¿Qué?!

_No grites, negro puto... yo no vi que te hayan pegado un latigazo.

Volvió a callar el tapón, Mauro lo festejaría.

_Jajajajaja chiste con la esclavitud, hermoso.

_Bueno... Emanuel, mejor ponete a pensar cómo entrar ahí, porque esa comida tiene que llegar a mi estómago...

_Necesito que apaguen las linternas.

Pidió el de los planes, él único que tenía prendida la suya era Rubén que al instante obedeció.

_Perdón, ahí la apago... ¿qué otra cosa?

_Perfecto, ahora vengan de este lado... necesito que sus ojos se acostumbren a la oscuridad, cuando lo puedan hacer vamos a ver bien qué hay del otro lado.

Mauro y Rubén fueron hasta donde se hallaban los otros dos y esperaron todos juntos la siguiente orden.

_Va a tardar un rato... gordo, sostenela bien, voy a mirar de nuevo.

Alejo concedió el pedido de su compañero mientras el de las órdenes comenzó a ver a través de un rincón de la puerta. Focalizó cada rincón hasta lograr ver otra puerta que encontró en la otra punta de la habitación, lo siguiente era ver cuantas amenazas esperaban del otro lado de esa puerta que cubría el ancho del grupo.

_Hay... uno, dos... tres, cuatro, cinco, seis. Seis infectados, no, son siete, bueno creo que son siete.

_Serían dos para cada uno y uno para el negro.

Calculó Mauro. Alejo interrogaría.

_ ¿Ves otra puerta?

_Sí, allá hay otra puerta, está abierta...

Nuevamente enfocaría toda su atención en esa nueva ranura que había que clausurar.

_Puta que los pario, muertos de mierda.

_ ¿Qué pasó? ¿Qué viste ahora?

Interrogó el moreno al vigía que informaría de nuevo.

_Los veo caminar...

Muertos de HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora