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- ¿Por qué no quieres tomarla mi amor?- preguntó confundido ya que Diego desde un principio mencionó que no quería cachorros por ahora.

-Quiero darte cachorros- su Alfa interior rugió en júbilo.

Pero debía calmarse, le sonrió asintiendo a sus palabras, el Omega suspiró - Me encantaría pero eres muy joven aún, apenas comenzarás la universidad, terminándola lo hablaremos, ¿De acuerdo?

-Pero falta mucho y quiero cumplirte como Omega- El chico hizo un puchero, su aroma a tristeza comenzó a picarle en sus fosas nasales.

- No es necesario, amor Diego aún no quiere cachorros y yo respeto eso, aún te falta mucho, hay que viajar, conocer, crear más robots, seguirás estudiando, no tienes que tener cachorros para cumplirme como Omega, mi amor. Yo te apoyaré en cada sueño que tengas, recuerdas ya tienes tu piscina.

El Omega se sintió feliz, definitivamente quería nadar ahí, pero sabía que estando en estro era peligroso y que si lo hacía únicamente tendría que ser bajo el cuidado de su Alfa pero estando consciente al menos los primeros celos en lo que se coordinaba con su omega interior.

Así que después de haber tomado el anticonceptivo lo tomó en brazos.

Le puso un saco que venía con su pijama para que no estuviera tan descubierto ya que la pijama constaba de un pequeño short y una blusa de tirantes. Al estar desayunando André hablaba con Lionel, mencionandole que estaba bien, que se encontraban desayunando, que en cuanto estuviera consciente le avisaría para que hablara con su hijo.

Mientras tanto Lionel suspiraba, le daba alegría que su hijo estuviera feliz con su Alfa.

Varios miembros de su familia se encontraban en el hospital, Guillermo a su lado lo abrazaba, mientras él suspiraba observando a través del enorme ventanal, la sala de terapia intensiva, jamás había sido de su agrado.

André y Diego subían las escaleras riéndo, el segundo abrazado a su cuello, para no caerse, sin imaginarse el caos que los esperaba afuera.

[•••]

Diego sentía que un autobús había pasado encima suyo y lo había atropellado, no sólo una, si no varias veces.

Se encontraba con André a sus espaldas respirando en su cuello él estaba con un pantalón de pijama y un bralette de encaje todo a juego eran en tonos pasteles, suspiró, se sentía satisfecho pero a la vez muy adolorido, se safó poco a poco del agarre de su Alfa.

En la mesita de noche había agua tomó un vaso de un solo sorbo, tenía demasiado sed.

También ahí se encontraba su celular tenía poca batería pero aguantaría un par de horas al menos.

Decidió bajar no haciendo tanto ruido, moría de hambre obviamente sabía que había comida en la alacena y en el refrigerador pero tenía ganas de prepararle un buen desayuno a su Alfa. Quería consentirlo, él mismo lo había hecho esos días y sabía que siempre sería así.

Pero él también quería hacerlo, era su instinto.

Al bajar las escaleras y asomarse vio que había agentes vigilando, nada fuera de lo común pero habían al menos 6 más, dispersos, en la oscuridad no podía notar si eran más, no se le hizo extraño, aveces su padre exageraba.

Decidió ir a la cocina, pensó que lo ideal sería prepararle un omelette. Así que tomó una bolsa ziploc y la puso a un lado, comenzó a revolver varios ingredientes, espinacas, jamón, champiñones, queso etcétera. Los revolvió con varios huevos para completar para ambos, todo lo metió en la bolsita ziploc y puso agua en una olla esperó a que hirviera y puso ahí la bolsa en lo que se terminaba de cocinar partió un poco de aguacate e hizo un poco de guacamole para acompañar el omelette.

Te pertenezco- Diego X Gignac Donde viven las historias. Descúbrelo ahora