capítulo IV

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Era una noche estrellada, el aire fresco acariciaba suavemente el rostro de Marco mientras sostenía el teléfono en sus manos. Con el corazón lleno de curiosidad, decidió llamar a Valeria. Había estado pensando en su cita con Gabriel todo el día y estaba ansioso por saber cómo había ido.

Valeria, al otro lado del teléfono, estaba sentada en su habitación, las luces bajas creaban un ambiente íntimo y acogedor. Su corazón latía con emoción al escuchar la voz de Marco al otro lado de la línea. "¡Hola Marco! Me alegra escucharte. La cita con Gabriel fue maravillosa", dijo Valeria, con su voz llena de entusiasmo y alegría. "Nos divertimos mucho y hubo momentos realmente especiales".

Marco, sintiéndose un poco nervioso, preguntó con curiosidad: "Valeria, me alegra que hayas tenido una gran cita. Pero, ¿hay algo más que quieras contarme? Algo que quizás no hayas mencionado".

Valeria, sin darse cuenta de las sutiles insinuaciones de Marco, respondió con una nota de tristeza en su voz: "No, nada". Aunque hablaba con entusiasmo, Valeria no pudo evitar sentir una punzada de tristeza. No se atrevió a mencionar el casi beso que había ocurrido. Sabía que era algo que debía guardar para sí misma, algo demasiado íntimo para compartir en ese momento. Aunque le hubiera encantado contarle a su mejor amiga, Valeria se sentía sola. Siempre había sido considerada como la "rara" de la clase, y eso había alejado a las personas de ella, temerosas de ser etiquetadas de la misma manera.

Marco, al escuchar el relato de Valeria, no pudo evitar sentirse feliz por ella. "Valeria, me alegra tanto que hayas tenido una cita tan maravillosa", dijo Marco, su voz llena de genuina alegría. "Te lo mereces, eres una persona increíble y estoy seguro de que Gabriel se dio cuenta de eso".

Después de compartir algunos detalles más de la cita, Valeria decidió cambiar de tema. "Sabes, Marco, a veces me pregunto si debería hablar de estas cosas con una amiga", dijo Valeria, con su voz ligeramente melancólica. "Pero, lamentablemente, no tengo muchas amigas. Siempre me han considerado como la rara de la clase".

Marco, con comprensión en su voz, respondió: "Valeria, no entiendo por qué te ven así. Eres una persona increíble y única. Siempre he valorado nuestra amistad y siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase".

Valeria, sintiendo un cálido cosquilleo en su corazón al escuchar las palabras reconfortantes de Marco, suspiró suavemente. "Gracias, Marco. Eres el único que realmente me entiende y me acepta tal como soy. No sé qué haría sin ti".

Después de seguir hablando durante un rato, Valeria suspiró y dijo: "Marco, creo que debería colgar ahora. Tengo que hacer las tareas. Pero si quieres, puedes pasar por mi casa temprano mañana, así podemos ir juntos al colegio". Hubo una pausa, luego añadió con una nota de melancolía en su voz, "Te extrañé hoy al regresar a casa". No sabía por qué había dicho eso, pero las palabras simplemente se habían escapado de sus labios.

Marco, por su parte, se quedó en silencio por un momento, sorprendido por las palabras de Valeria. Luego, con alegría en su voz, respondió: "Claro, Valeria. Estaré allí temprano mañana". Podía sentir la felicidad en su voz, y eso hizo que Valeria se sintiera un poco mejor. A pesar de todo, tenía a Marco, su amigo, a su lado. Y eso era todo lo que necesitaba en ese momento.

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