Desde el primer día en que Valeria ingresó a la escuela, su presencia silenciosa pero cautivadora no pasó desapercibida. Con su cabello oscuro cayendo en suaves ondas alrededor de su rostro y unos ojos marrones llenos de curiosidad, despertaba la intriga de todos los que la veían.
Aunque no era muy habladora, lo que llevó a algunos a catalogarla como la "rara" de la clase, su mirada profunda y su sonrisa tímida revelaban un mundo interior lleno de pensamientos y emociones. Valeria era como un libro cerrado, esperando ser descubierto y explorado por aquellos lo suficientemente curiosos como para adentrarse en su historia.
Solía sentarse en la parte trasera del salón, en su pequeño rincón, desde donde podía observar a todos, pero especialmente a Gabriel. Gabriel no era alto, más bien tenía una estatura promedio. Era generoso y amable, y llevaba el cabello siempre despeinado, algo que le molestaba ya que siempre se esforzaba por arreglarlo. Su risa contagiosa atraía la atención sin siquiera intentarlo. Tenía una energía que llenaba la habitación y a Valeria le encantaba verlo interactuar con los demás, siempre amable y auténtico.
Durante las clases, Valeria a menudo se perdía en sus pensamientos, soñando despierta con Gabriel. Imaginaba conversaciones que nunca tuvieron lugar. "¿Qué te gustaría hacer después de la escuela, Gabriel?", se preguntaba a sí misma. "¿Te gustaría ir al cine? ¿Qué tipo de películas te gustan? ¿Cuál es tu color favorito? ¿Qué piensas hacer cuando terminemos el colegio? ¿Vas a seguir estudiando, trabajarás o irás de mochilero por el mundo?"
Pero estas preguntas siempre se quedaban en su mente, como pequeñas semillas de esperanza que nunca germinaban. El miedo y la timidez la paralizaban cada vez que intentaba entablar alguna interacción con él. Era frustrante para ella, siempre se prometía que lo haría al día siguiente, pero ese "mañana" parecía nunca llegar.
Al terminar el año escolar, llegaron las vacaciones de verano. Valeria pasó esos días encerrada en su casa, perdida en sus pensamientos, soñando con lo que podría ser el próximo año. Anhelaba reunir el coraje suficiente para finalmente hablar con Gabriel, ser su amiga y, con el tiempo, poder expresarle finalmente lo que sentía.
Sin embargo, cuando regresó a la escuela después de las vacaciones, lista para hablar con Gabriel, él ya no estaba. Al principio, trató de mantener la calma, pensando que tal vez Gabriel simplemente faltó el primer día de clases, como muchos otros. Pero los días pasaron y no había señales de Gabriel. Finalmente, reunió el coraje suficiente para preguntarle a Marco, su compañero de clase y amigo de Gabriel, sobre su paradero. Se encontraron durante el recreo en el pasillo de la escuela, donde el bullicio de los estudiantes llenaba el aire.
"Marco", dijo Valeria con voz temblorosa, "¿sabes dónde está Gabriel? No lo he visto en la escuela y me dijeron que se fue".
Marco miró a Valeria y asintió. "Sí, Valeria. Gabriel se cambió a otra escuela. No conozco los detalles, pero sé que fue una decisión repentina de sus padres".
Al escuchar esa devastadora noticia, Valeria sintió que le arrancaban el corazón. El tiempo pareció detenerse y el mundo se cubrió de un manto oscuro. Las lágrimas llenaron sus ojos mientras se preguntaba una y otra vez por qué no había hablado cuando tuvo la oportunidad. ¿Por qué siempre fue tan tímida y reservada? El arrepentimiento la invadía.
Marco suspiró y abrazó con ternura a Valeria, mirándola con compasión. "Valeria, no sabía que te gustaba Gabriel. Aunque éramos amigos cercanos, puedo decirte que Gabriel siempre fue un chico reservado. Tal vez su familia tuvo problemas económicos o quién sabe. No creo que él haya tomado la decisión de cambiarse de colegio por gusto propio".
Valeria miró a Marco, sus ojos reflejaban su tristeza y arrepentimiento. Mientras decía: "¡Si tan solo hubiera tenido el valor de hablarle! ¡Si tan solo le hubiera dicho lo que sentía por él!".
Valeria se aferró a Marco, buscando consuelo. "Pero... ¿y si nunca vuelvo a verlo? ¿Y si nunca tengo la oportunidad de decirle lo que siento?" musitó tristemente.
Marco acarició suavemente la espalda de Valeria, tratando de calmarla. "Entiendo tus miedos y preocupaciones, Valeria. Pero no puedes dejar que el miedo te paralice. Si realmente quieres encontrar a Gabriel y decirle lo que sientes, debes ser valiente y luchar por ello. A veces, el destino nos presenta obstáculos para poner a prueba nuestro deseo de conseguir lo que queremos".
Valeria se separó del abrazo de Marco y lo miró fijamente a los ojos. "¿Crees que debería buscarlo? ¿Crees que debería intentar encontrarlo y contarle todo?".
Marco sonrió sinceramente. "Valeria, solo tú puedes tomar esa decisión. Pero déjame decirte algo, el arrepentimiento duele mucho más que el rechazo. Si no lo intentas, siempre te quedarás con la duda de lo que podría haber sido. No dejes que el miedo te detenga".
Las palabras de Marco resonaron en el corazón de Valeria. Aunque el dolor de la partida de Gabriel aún la atormentaba, una chispa de esperanza comenzaba a arder dentro de ella. Sabía que tenía que enfrentar sus miedos y luchar por lo que realmente quería.
Con determinación en sus ojos, Valeria asintió. "Tienes razón, Marco. No puedo quedarme aquí lamentándome. Voy a encontrar a Gabriel y decirle lo que siento. No importa cuánto tiempo lleve o cuántos obstáculos encuentre en el camino, no me rendiré".
Marco sonrió con orgullo y le estrechó la mano con fuerza. "Eso es lo que quiero escuchar, Valeria. Estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino. ¡Vamos a encontrar a Gabriel juntos!".Valeria se sintió reconfortada por la amistad y el apoyo de Marco. Sabía que no estaría sola en esta búsqueda y que, independientemente del resultado, había encontrado un compañero leal en Marco.
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Buscando a Gabriel
Ficção AdolescenteValeria se encuentra profundamente enamorada de Gabriel, su compañero de clase. Sin embargo, su timidez y miedo han sido barreras que le han impedido acercarse a él. Cuando Valeria se entera de que Gabriel ya no está en su colegio, comienza una búsq...