Marco, el hijo menor de una familia separada, vivía en el corazón de una ciudad llena de vida y color. Su hermana, Isabella, era una mujer de espíritu libre, siempre envuelta en un halo de misterio que atraía a todos a su alrededor. Marco ansiaba entenderla.
"Isabella, ¿por qué siempre estás tan callada?" preguntó Marco una tarde en la playa, mientras observaba las olas romper contra la costa.
Isabella sonrió con una risa irónica: "El silencio dice más que mil palabras, querido Marco". Su madre, una mujer de corazón cálido y mirada firme, era su refugio en el caos de su hogar. Siempre estaba a su lado, protegiéndolo de las adversidades de la vida como una leona a su cachorro.
"Marco, tienes que aprender a defenderte", le decía su madre, con su voz llena de amor y preocupación. "No siempre estaré aquí para protegerte".
El padre de Marco, un hombre de pocas palabras pero de gran corazón, los visitaba de vez en cuando. Sus visitas eran esporádicas y dejaban un rastro de nostalgia cada vez que desaparecía. Marco siempre las esperaba con ansias, anhelando la presencia paternal que le faltaba.
Fue a través de su hermana Isabella que un día conoció a Laura, una hermosa chica de cabello castaño y ojos que brillaban como estrellas. Marco se enamoró perdidamente y a primera vista de ella. Amaba su risa, su alegría, su espíritu libre.
"¿Crees que Laura siente lo mismo por mí?" preguntó Marco a Isabella una tarde.
Isabella se encogió de hombros: "Solo Laura puede responder eso, Marco".
Una noche bajo el cielo estrellado, sin poder contenerse, le dijo: "Laura, creo que... creo que me estoy enamorando de ti". Laura sonrió, su sonrisa iluminó la oscuridad de la noche. Y contestó: "Marco, creo que yo también me estoy enamorando de ti".
Fue entonces cuando Marco recibió su primer beso de amor. Le pareció tan dulce y perfecto, se sintió tocando las estrellas. Pero su corazón se rompió unas semanas después cuando Laura le confesó que solo lo había utilizado para superar a otro chico.
"Lo siento, Marco. Te mentí. Yo no estaba enamorada de ti, amaba a otro muchacho y como él no quería nada conmigo, decidí salir contigo para olvidarlo", dijo Laura. Sus lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras sus ojos brillaban más que nunca. "Pero..." Marco no la dejó terminar. Le pidió que se fuera de su casa y no volviera a buscarlo nunca más. Le había mentido y él aborrecía las mentiras.
Marco cayó en una profunda depresión, sintiéndose traicionado y solo. Sin embargo, encontró un rayo de luz en la oscuridad en la forma de Gabriel, un compañero de clases que compartía su pasión por la música y el fútbol. A pesar de que tenían cosas en común, eran muy diferentes. Gabriel no era tan soñador ni confiado como Marco.
"Gabriel, ¿alguna vez te han roto el corazón?" preguntó Marco una tarde mientras pateaban un balón de fútbol bajo el cielo anaranjado.
Gabriel se encogió de hombros: "No lo sé, Marco. Prefiero mantener mi corazón cerrado que darle a alguien la oportunidad de romperlo". Marco se sorprendió al oír esta respuesta y le contó lo que le sucedió con Laura. Gabriel lo escuchó atento y le brindó su apoyo y comprensión. Marco sentía que había encontrado un amigo, pero con el tiempo Gabriel se volvió más reservado.
Hasta que un día, Gabriel desapareció sin dejar rastro. Marco se encontró solo una vez más, cuando en el recreo Valeria, una compañera de clases, se acercó para preguntarle por Gabriel. Se conmovió al ver la desesperación en su mirada cuando le dijo que él tampoco sabía nada de Gabriel. Por eso, se ofreció a ayudarla en su búsqueda y así comenzó todo.
A medida que Marco y Valeria pasaban tiempo juntos en su búsqueda, empezaron a conocerse mejor.
"Marco, ¿alguna vez has sentido que el destino te lleva por un camino inesperado?" preguntó Valeria mientras caminaban por las calles de la ciudad.
Marco reflexionó por un momento y respondió: "Sí, definitivamente. A veces parece que la vida nos presenta desafíos y oportunidades cuando menos lo esperamos".
Se reunieron todas las tardes después de clases en la vieja biblioteca de la escuela y juntos recorrieron la ciudad, desde los mercados bulliciosos hasta los callejones tranquilos, buscando cualquier pista de Gabriel.
Durante su búsqueda, Marco se encontró cada vez más atraído por Valeria. Su determinación, su valentía, su autenticidad lo fueron cautivando.
"Valeria, ¿qué es lo que más te gusta de la música?" preguntó Marco una tarde mientras escuchaban una canción en la radio.
Valeria sonrió y respondió: "La música tiene el poder de expresar emociones y conectar con las personas de una manera única. Me encanta cómo puede transmitir alegría, tristeza o incluso hacernos bailar sin parar".
Hasta aquella mañana en la que ambos se besaron sentados en aquel banco de la calle y decidieron faltar a clases para vivir su amor a plenitud. En medio de la búsqueda de un amigo, Marco encontró el amor verdadero. A pesar de la tristeza y la pérdida, encontró la esperanza y la felicidad en los brazos de Valeria. Y aunque su historia comenzó con dolor, terminó con amor, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, el amor siempre encuentra una manera.
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Buscando a Gabriel
Teen FictionValeria se encuentra profundamente enamorada de Gabriel, su compañero de clase. Sin embargo, su timidez y miedo han sido barreras que le han impedido acercarse a él. Cuando Valeria se entera de que Gabriel ya no está en su colegio, comienza una búsq...