capítulo V

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Al despertar, Valeria se sentía emocionada. Al principio, pensó que era por el casi beso con Gabriel, pero luego recordó que Marco vendría por ella para ir juntos al colegio. Al recordar esto, sintió un ligero retortijón en el estómago. Se vistió rápidamente y desayunó, ansiosa por el encuentro con Marco. Cuando Marco tocó el timbre, salió casi disparada. "Buenos días, señorita Valeria", dijo Marco. "Buenos días, joven Marco", respondió ella divertida, viendo cómo él le ofrecía el brazo para que caminaran juntos. "¿No le parece que hace un día estupendo, mi bella dama?", dijo Marco. "Así es, mi gentil caballero", respondió Valeria. Se miraron a los ojos y estallaron en risas. Luego conversaron sobre el desarrollo de la tarea de álgebra y, con horror, Valeria descubrió que había resuelto mal el ejercicio. "No te preocupes, Val", dijo Marco. "Sentémonos en esta banca y corríjamoslo juntos". Se sentaron en una banca compartiendo un espacio íntimo y acogedor. Marco sacó su cuaderno, mientras Valeria sacaba su borrador. Entonces Marco le dijo: "Yo borro más rápido, dámelo", y le tomó la mano suavemente. Ambos se miraron fijamente sumergidos en un mar de emociones y, sin pensarlo dos veces, se acercaron lentamente hasta que sus labios se rozaron, fundiéndose en un apasionado beso . El mundo parecía detenerse a su alrededor mientras se entregaban al dulce sabor del amor. Valeria cerró los ojos dejándose llevar por la intensidad del momento, sin importarle el ruido de los cuadernos al caer al suelo. Simplemente se dejó llevar por aquel beso, sintiendo como sus corazones latian al unísono, disfrutando de cada beso que recibía. Marco acarició suavemente su rostro, transmitiéndole todo su amor a través de aquel gesto. El tiempo se detuvo mientras se perdían en el abrazo de sus labios, saboreando cada instante como si fuera eterno. Eran besos cargados de promesas y emociones, sellando su conexión única y especial. Al separarse, sus miradas se encontraron, reflejando el amor y la complicidad que compartían. : "Val, debemos irnos, llegaremos tarde y no corregiremos tu tarea"dijo Marco. Pero Valeria lo volvió a besar, lo miró con determinación y dijo: "No importa, Marco lo único que importa en este momento somos tu y yo". "¿Estás segura?", le preguntó él. "Sí", respondió ella. Entonces Marco, tomó los cuadernos, los metió en la mochila, sintiéndose afortunado de tener a Valeria a su lado la tomó de la mano y se fueron caminando sin rumbo, sin dejar de besarse ni de reírse, el mundo entonces les parecía un lienzo en blanco que ellos pintaban con los colores de su felicidad. Se detuvieron un rato para compartir un helado, sintiéndose felices y despreocupados. "Nos colgarán en nuestras casas por haber faltado", dijo Valeria a Marco. "Sólo se vive una vez, Val, y este maravilloso día quiero vivirlo al máximo contigo". Volvieron a besarse con más pasión y deseo que antes, como si la vida se les fuera en ese instante,el tiempo se desvaneció mientras se perdían en un baile eterno de miradas y susurros. Cada palabra pronunciada era un suspiro de amor, cada caricia era un verso de poesía. El sol brillaba sobre ellos, como si el universo mismo celebrara su amor. Entonces Marco se arrodilló frente a ella, le tomó la mano y le dijo: "Val, sé mi enamorada". Valeria lo miró, no sabía qué contestar. ¿Acaso se podía querer a dos chicos o solo estaba confundida? Al ver la confusión en los ojos de Valeria, Marco se levantó, la abrazó y dijo: "No te preocupes, Val. Tómate tu tiempo, que yo seguiré esperando tu respuesta, mi amor por ti es incondicional". Diciendo esto, la abrazó con fuerza y nuevamente la besó con ternura. Pasaron la mañana caminando sin rumbo, besándose y disfrutando de su mutua compañía. Al llegar el mediodía, Valeria le pidió las llevarla al café, no quería faltar a su trabajo y quedar mal con la señora María. Marco aceptó con una sonrisa comprensiva y, a modo de despedida, le dio un largo beso cargado de amor y deseo. Al terminar, Valeria lo abrazó con fuerza sintiendo como su corazón se aferraba a él. "Pásame a recoger más tarde", le susurró al oído. Marco la miró con ternura y le dijo: "Siempre estaré aquí para ti". Se abrazaron con fuerza, sintiendo la conexión profunda que los unía. Marco la miró con ternura y se fue.
Al verla llegar tan feliz, la señora María le dijo: "Valeria, estás enamorada de ese muchacho, y eso me alegra. Difícilmente encontrarás otro igual a él". Valeria se quedó pensando en lo que la señora María le había dicho. ¿Y si lo que sentía por Gabriel era solo una ilusión y no amor? Tan concentrada estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Gabriel acababa de entrar. "Hola, Valeria", le dijo Gabriel. "¿Me traes un frappé de oreo, por favor?". Valeria lo miró, su corazón latiendo acelerado, y respondió con amabilidad: "Claro que sí, Gabriel". Mientras preparaba el frappé, su mente se llenó de preguntas y confusión. ¿Podía amar a dos personas al mismo tiempo? ¿Estaba realmente enamorada de Marco o solo era una ilusión pasajera? Sus pensamientos la abrumaban, pero una cosa era segura: el encuentro con Gabriel le había hecho dudar de sus sentimientos. Al entregarle el frappé, Valeria trató de mantener la compostura, pero Gabriel notó su nerviosismo. "Puedo pasar otra vez por ti", le dijo, esperando una respuesta positiva. Valeria, sintiéndose atrapada entre sus emociones, respondió con sinceridad: "No, lo siento. Es que Marco pasará por mí hoy". Gabriel asintió comprensivamente, pero no pudo evitar preguntar: "¿La novia de Marco no dice nada sobre eso?". Valeria se quedó perpleja. "¿Novia?", repitió confundida. "No, no lo sabía". Sus pensamientos se agolparon en su mente, tratando de encontrar respuestas. ¿Había estado ignorando una parte importante de la vida de Marco? ¿Y si era cierto que tenía una novia? El corazón de Valeria se rompió en mil pedazos, sintiendo una mezcla de dolor y decepción. Gabriel la miró con compasión y dijo: "Bueno, quizá no sea así y hayan terminado. No te preocupes, Valeria. Tómate tu tiempo para aclarar tus sentimientos". Con esas palabras reconfortantes, Gabriel se despidió y se marchó, dejando a Valeria sumida en una profunda confusión y con el corazón hecho trizas. Las lágrimas amenazaban con brotar, pero Valeria se obligó a contenerlas. Necesitaba tiempo para reflexionar, para entender sus emociones y tomar una decisión. El amor, a veces, puede ser complicado y doloroso, pero Valeria sabía que debía seguir su corazón y encontrar la verdad en medio de la confusión.

Buscando a Gabriel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora