Trilogía Bestia [03] Fantasía y Romance.
"No todos pueden ser salvados, otros corren el riesgo de elegir la oscuridad."
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BORRADOR.
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MYKE WALKER.
De esta manera no es exactamente como imaginaba a mi hijo con dieciocho años. Llegué a pensar que seguiríamos viviendo de la manera más normal posible pese a que encontraría todo su poder como estaba destinado, pero jamás pensé que con dieciocho años estaría enfrentando al diablo, siendo perseguido por su propia oscuridad y a punto de perder a su madre. Siempre quise una vida normal para mi hijo e incluso sabiendo que no la tendría, que sería hasta peor que la mía.
Cuando lo veía dibujar, jugar con Alanna y siendo un niño feliz, me rehusaba a verle crecer y convertirse en un hombre porque sabía lo que vendría. Después de cumplir la mayoría de edad se ha visto obligado a dejar de ser un adolescente y convertirse de golpe en un adulto. Sigue sin estar preparado aunque haga creer que lo tiene controlado. Todavía es un adolescente, no sabe controlar sus emociones y está repleto de hormonas que lo mantienen confundido.
Verle en este momento sujetando al diablo con una sola mano y que eso sea suficiente para poder con él, me hace darme cuenta de que todas las hipótesis que hubo sobre él se quedaron cortas. Mi hijo es mucho más fuerte y poderoso de lo que se predijo antes de nacer.
— Papá ¿Estás bien? —pregunta.
— Sí.
— No hay nada que puedas hacer para salvarte de esto. —le dice a Lucifer. — Pagarás todo lo que has hecho. Yo haré real tu peor miedo.
— Te ha dejado ¿No? —le pregunta riendo. — La bruja Marshall te ha dejado. Puedo sentir tu desesperación, veo fuego en tu interior... estás furioso. Te ha abandonado.
— Hijo, no lo escuches. —pido. Parece que todo lo que Lucifer está diciendo es cierto. — Su intención es debilitarte para poder huir.
— Sus sentimientos no fueron suficientes para quedarse contigo. Te culpó por lo que hice, te ha dejado porque no puede estar cerca de ti, porque siente odio, te desprecia. Eres el causante de todo su sufrimiento y desearía no haberte conocido. —le susurra. Una sonrisa malévola sale de sus labios mientras que mi hijo lo mira fijamente sin pestañear. — No era cierto, nieto. No estabas destinado a tener un romance como el de tu padre, mucho menos con una Marshall. Ella solo ha podido ofrecerte el final de Ethan.
— ¿La ha matado? —pregunta Ethan. Kaleb lo mira y él se sienta a descansar en una roca. — Yo maté a Diana, así fue nuestro final.
— Casi la mata ¿No es así? —vuelve a susurrarle. — Tienes miedo de parecerte más a Ethan de lo que crees.
— ¿Parecerse a Ethan? —pregunto en una carcajada—. Hijo, tú no eres un cobarde que se deja manipular. Tú eres quien decide. Nadie te puede obligar a matar a tu ancla y tener el final que tuvo este idiota. Eres mi hijo. Hijo de Yulima Tyler, la mujer incansable que luchó por tener su bendito final feliz. —mi hijo sonríe.
