KALEB ® {03}

Capítulo 60. (Capítulo Final)

CAPÍTULO FINAL: KALEB PARTE 1.

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KALEB WALKER.

Tengo que encontrar a tío Kendo antes de que la bruja acabe con su cuerpo y no podamos volver a acceder a él. No me será muy difícil encontrarla, porque obviamente está en el pueblo buscando una víctima compatible con ella para poder resurgir.

Papá sigue en silencio, pero bastante inquieto. Realmente quiero acercarme a él, hablar sobre como se encuentra, para entender como se siente después de todo lo que ha pasado en tan poco tiempo. Mamá insiste en que me mantenga alejado de momento porque su temperamento es cambiante y quizás no sepa controlar sus emociones. Lo conoce demasiado bien y aunque a veces no he confiado en sus métodos, siempre ha sabido como y cuándo actuar con respecto a él. Nunca se ha equivocado, jamás ha actuado a la ligera y siempre ha hecho las cosas bien.

Después del pequeño encontronazo con Alanna los dos hemos preferido no dirigirnos temporalmente la palabra y no por rencor, jamás podríamos sentir algo así el uno por el otro. Más bien porque en este momento las circunstancias están demasiado divididas. Ella entiende mi dolor como yo el suyo, pero son nuestros padres y cada uno apoya lo que más le duele. No creo que tío Kendo odie ni un poco a papá, sus ojos antes de desmayarse lo gritaban todo y sé que no podrá sentir rencor por él nunca, siempre se han querido como hermanos y así lo hemos visto durante toda la vida pese a sus discusiones.

— ¿No crees qué deberías hablar con ella y dejar de mirarla con esos ojitos tristes?  —me pregunta Eda, sujeta mi mano y deja un beso en mi hombro.

— No lo sé. Tal vez es demasiado pronto para volver a hablar.

— Lo sé, pero no dejáis de miraros con culpa y yo sé que no podéis estar el uno sin el otro. Vamos, amor, ve. —la miro y sonrío.

— Me gusta que me digas así.

— ¿Sí? —le doy un beso en la frente.

— Sí, me hace sentir bien.

— ¿Sin ganas de huir?  —pregunta bromeando. — Yo también amo que me digas pelirroja.

— No lo puedo creer, antes lo odiabas.  —ríe. — ¿Qué ha pasado?

— Lo odiaba porque me hacía recordar cosas de mi pasado, pero ahora me gusta que me digas así.  —confiesa mirándome con sus ojitos azules brillantes. — ¿Por qué me miras así?

— Nunca pensé que querría tanto a alguien.  —susurro. — Te miro y no imagino perderte otra vez. Haces que todo sea más fácil con el simple hecho de estar a mi lado y sujetar mi mano. Cuando estás cerca el miedo, la ansiedad, la oscuridad, todo desaparece y solo pienso en lo feliz que me haces solo con sonreír.