KALEB ® {03}

0.

Tres años.

KALEB.

Despierto por el sonido de la alarma que todos los días me despierta a las 6 p.m. Me doy una ducha fría y salgo a hacer ejercicio en el pequeño pueblo en el que me ha tocado hospedarme este mes. Cubro mi cabeza con em gorro de la chaqueta y corro durante unas horas hasta que mi cuerpo no puede más y debo detenerme.

El humo de mi respiración puede verse gracias al frío, pero yo realmente no siento nada.

Solo llevo unos días en este pueblo y ya siento que me miran curiosos. Quizás porque no es normal ver a una persona correr a tantos grados bajo cero o porque ya no confían en nadie desde que esos dos han pasado por aquí. Les he estado siguiendo la pista y sé que no deben estar muy lejos de mí.

Regreso a casa, saco algo para almorzar y me siento en la cocina.

Llevo años en soledad. No permito que nadie me acompañe, porque esta guerra la tengo que librar solo y por mi cuenta. Nadie más debe ponerse en peligro tratando de protegerme a mí. Mis padres no dejan de llamar, cada día lo hacen para saber como estoy pero apenas contesto una llamada a la semana. Siento que están demasiado preocupados por mí, tanto que incluso Alanna trata de perseguirme. El primer año fue un desastre. No quería hablar con nadie, odiaba tener personas a mi alrededor y me obligué a rechazar a las personas que quiero solo para mantenerlos a salvo.
Me marché de casa un mes después de lo ocurrido y he estado fuera por mucho tiempo, a veces ni siquiera los visito y siento que así es mejor.

No los culpo, jamás lo haría. Soy el único culpable de todas las desgracias que han sucedido estos años y no quiero perder a nadie más.

Sigo buscando en cada uno de mis viajes una respuesta. Una pista que me lleve ellos y poder recuperar el libro donde Eda se encuentra encerrada. A veces siento que voy a enloquecer, que no hay respuestas y que nunca lograré recuperar lo perdido, pero no puedo rendirme. No lo haré. No me importa ir tras ello durante toda la eternidad.

Una llamada.

De nuevo mi ordenador suena.

Son mis padres tratando de comunicarse conmigo y una vez más pienso en lo que será la mejor opción ¿Cuelgo o recibo la llamada? Hace casi un mes que no hablo con ellos, tampoco con tía Janet o Alanna. Sé que tengo que darles una respuesta, pero cada vez que hablo con ellos me siento la misma persona que dejé atrás en ese pueblo y toda la culpa me ataca con fuerza.

Cojo aire y me siento frente el ordenador para recibir la llamada.

Todos se encuentran allí. Mamá me sonríe, papá me mira con alivio, tía Janet pese a la tristeza que carga trata de sacar una sonrisa alegre y Alanna. . . ella me mira ilusionada, pero al mismo tiempo parecemos dos extraños desde lo ocurrido.

— Hola. —saludo tratando de hacerlo menos incomodo.

— Hijo. —contesta mamá en un tono que extrañaba oír. — ¿Cómo estás?