Capitulo 0| 𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒

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La concubina favorita del Sultán había entrado en labor de parto, sus gritos llenos de agonía se escuchaban por toda la habitación.

María limpio el sudor que resbalaba por la frente de la pelirroja.

— ¡Ya viene! — Hürrem grito fuertemente.

La partera tomo el bebé y corto el cordón umbilical, con cuidado se lo entregó a una criada para que lo limpiará. Hürrem empezo a pujar nuevamente dando a entender que otro bebé venía en camino.

Allah estaba siendo misericordioso con ella, dos hijos en su primer parto.

Una bendición sin duda alguna.
















Hürrem cargo entre sus brazos al bebé, Firial Kalfa llegó con el otro bebé en brazos.

— Dame a mi príncipe — La Kalfa hizo una mueca.

— No es un principe, es una niña — El mundo de Hürrem pareció caer en desgracia.

Antes de que Hürrem pudiera negarse a recibirla Firial ya la había hubicado en su regazo. Cuando Hürrem miró el rostro de la pequeña sintió desfallecer, sus ojitos eran de un esmeralda intenso, y los pocos cabellos que tenía eran tan rojos como la sangré.

María recibió al Şehzade, Hürrem tomo a la bebé en brazos mientras sus lágrimas resbalaban por sus mejillas.

— Es tan parecida a mí. — Sollozo pensando que tal vez el Sultán podría amar a la niña — Mi hija.












— ¿Que noticias me traes, Gulsah.? — Mahidevran se miraba ansiosa.

— Es un Şehzade — Mahidevran tiro la mesa totalmente iracunda — y una niña.

La castaña dejo de destruir todo a su paso al oír lo último, una sonrisa se abrió paso por su rostro.

— Esa niña la hará débil mi señora — Gulsah sonrió a la par de la Sultana.

Mahidevran sintió alivio, sin saber que esa niña sería un gran bache en el camino de su hijo al trono.











— Tu nombre es Mehmet, el valeroso — Suleymán le entrego el Şehzade a Hürrem y recibió a la niña, sus ojos brillaron en adoración.

Allah lo había escuchado, le había otorgado una hija de cabellos fuego como su amada.

— Tu nombre es Turhan Esmeray, la soberana de la luna oscura — Decir que el Sultán estaba emocionado por su primera hija era poco, y el nombre que le había otorgado lo demostraba.














Hürrem gimoteo entre lágrimas al escuchar el llanto de sus hijos , los menores estaban siendo alejados de ella. No podía amamantarlos.

— ¡Sueltenme! — La pelirroja intento soltarse de las mujeres que la retenían.

— Es lo mejor — Daye la miró mal — Tu leche les hace daño, debemos alejarlos por su bien.

Habían envenenado a Hürrem durante el embarazo, por eso su leche materna contenía algunos residuos de ese veneno. Era injusto que le arrebataran a sus hijos.

Luego de unos días Suleymán se enteró y muy enfadado ordenó que los niños le fueran devueltos a Hürrem, aunque está aún no podía alimentarlos ya estaban bajo su cuidado.

𝗦𝗨𝗟𝗧𝗔𝗡𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗙𝗨𝗘𝗚𝗢 | sɪɢʟᴏ ᴍᴀɢɴɪғɪᴄᴏ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora