Capítulo 20

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Harry se sentía feliz después de muchos días. Estaban en época de exámenes finales, lo que les dejaba poco tiempo para salir. Sin embargo, Louis encontraba momentos para coincidir y salir a caminar o simplemente estudiar juntos. También se reunían con amigos, algunos en la misma carrera, lo que les permitía ayudarse mutuamente.

A pesar del dolor de cabeza y el estrés de los estudios, el simple acto de abrazar a su alfa y enterrar su nariz en su cuello le reconfortaba. Sentía gratitud por tener a alguien como Louis en su vida.

Todo el esfuerzo valió la pena cuando aprobaron todos sus cursos y pudieron disfrutar juntos antes de irse con sus familias para Navidad. Faltaban solo unas semanas para esa fecha especial y el cumpleaños de Louis. Harry quería preparar algo especial para su alfa antes de separarse. Aunque se entristecía un poco al pensar en las dos semanas que estarían separados, entendía que era demasiado pronto para pasarlas juntos sin ser oficialmente pareja.

Louis y Harry habían decidido llevar su relación poco a poco, sin apresurarse debido a los exámenes. Esto significaba pasar la Navidad y el cumpleaños de Louis separados, pero Harry estaba decidido a prepararle algo especial por adelantado.

En su habitación, rodeado de papeles, libros y notas, Harry estaba absorto en la tarea de planificar algo especial para el cumpleaños de Louis. Quería que fuera perfecto, un reflejo de la importancia de su alfa en su vida. Después de considerar varias ideas, decidió que un picnic en el parque sería ideal. No solo sería romántico, sino que también les daría la oportunidad de estar juntos en un ambiente relajado y natural.

Comenzó a hacer una lista de todos los elementos que necesitaría: una manta grande y suave, sus amigos más cercanos, una cesta de mimbre, comida deliciosa y, por supuesto, un regalo especial para Louis. Se detuvo por un momento, reflexionando sobre qué regalo sería el más adecuado. Finalmente, recordó las cartas que Louis le enviaba regularmente. Después de resolver sus problemas, su alfa había retomado la costumbre de enviarle cartas cada semana, incluso en medio de sus exámenes.

Decidió que sería una buena idea hacerle un regalo relacionado con las cartas. Optó por preparar una caja llena de pequeños papelitos, cada uno con un mensaje distinto. Así, Louis podría leer un mensaje especial cada día hasta su cumpleaños.

Con esa idea en mente, Harry se puso manos a la obra. Pasó los siguientes días dividiendo su tiempo entre estar con Louis y sus amigos, y trabajar en su sorpresa. Agradecía la ayuda de sus amigos para prepararlo todo y distraer a Louis.

Buscó una caja pequeña pero elegante en la que cupieran todos los papelitos. La encontró en uno de los armarios de su habitación y la limpió cuidadosamente para asegurarse de que estuviera impecable.

Luego, Niall trajo papel de colores y Sam comenzó a recortar pequeños rectángulos. En cada uno, escribían frases con sus nombres y su mejor caligrafía. Le dejaron a Harry la mayor parte de los papelitos para que pudiera expresar lo que sentía por Louis. Frases como "Eres mi luz en los días oscuros", "Tu sonrisa ilumina mi mundo" y "Cada momento contigo es un tesoro" fueron cuidadosamente escritas. También incluyeron algunas frases divertidas, como la de Helen que decía "Ya eres un año más viejo, cuidado con los dolores de espalda, anciano", acompañada de un dibujo sonriente.

A medida que llenaban la caja con los papelitos, el corazón de Harry se llenaba de emoción. Se imaginaba la sonrisa de Louis al leer cada mensaje, lo que lo motivaba a seguir adelante con su tarea.

Pero aún faltaba algo más para completar su regalo. Decidió agregar algunas de las fotografías que habían tomado en sus salidas juntos, tanto solos como con amigos. Así que buscó en su computadora las imágenes más significativas y las imprimió en papel de alta calidad.

Con cuidado, Liam colocó las fotografías alrededor de la caja de papelitos, creando una especie de marco alrededor de su regalo. Cada foto representaba un recuerdo de los momentos felices que habían compartido, y Harry esperaba que al verlas, Louis pudiera sentir todo el amor que él quería expresar.

Finalmente, decidió escribir una carta personal para acompañar su regalo. Se sentó frente a su escritorio, tomó un papel en blanco y dejó que las palabras fluyeran de su corazón. Expresó todo lo que sentía por Louis, desde la gratitud por su apoyo hasta la admiración por su fuerza y determinación.

Cuando terminó de escribir, leyó la carta una y otra vez, asegurándose de que cada palabra transmitiera su amor genuino por Louis. Luego, dobló el papel con cuidado y lo colocó dentro de la caja, junto con los papelitos y las fotografías.

Con el regalo terminado, Harry se sintió lleno de emoción y anticipación. Estaba ansioso por ver la reacción de Louis cuando recibiera su sorpresa. Sabía que no importaba lo que deparara el futuro, siempre estaría agradecido de tener a alguien como Louis en su vida. Ese pensamiento lo llenaba de felicidad y gratitud.

A pesar de su emoción, Harry se dio cuenta de que necesitaba encontrar el momento adecuado para revelarle la sorpresa a Louis sin arruinar la emoción del momento. Después de reflexionar un momento, decidió esperar hasta que estuvieran solos y relajados para compartir la noticia.

Mientras tanto, decidió aprovechar al máximo el tiempo que les quedaba juntos antes de separarse por las vacaciones. Quería asegurarse de crear recuerdos felices que pudieran llevar consigo durante las dos semanas que estarían separados.

Una tarde, mientras estaban disfrutando de un momento tranquilo en su departamento comiendo pizza, Harry encontró el momento perfecto para mencionarle a Louis sobre sus planes.

—Oye, Louis, ¿qué te parecería hacer algo especial el fin de semana? —preguntó Harry, tratando de sonar casual.

Louis levantó una ceja con curiosidad. —¿Algo especial? ¿A qué te refieres?

Harry sonrió, manteniendo el misterio. —Bueno, es una sorpresa, pero creo que te gustará. ¿Qué te parece si nos encontramos el sábado por la mañana en el parque?

Louis frunció el ceño, claramente intrigado. —¿En el parque? ¿Para hacer qué?

Harry rió suavemente. —Lo siento, no puedo decirte más por ahora. Solo confía en mí, ¿de acuerdo?

Louis sonrió, aceptando la propuesta de su omega con entusiasmo. —Está bien, confiaré en ti. Pero asegúrate de que no sea algo demasiado cursi, ¿de acuerdo?

Harry rodó los ojos, ocultando una sonrisa. —Lo prometo. Señor "le enviaré cartas a mi enemigo hasta que se enamoré de mi".

Louis resopló y lo miró fingiendo estar indignado con una media sonrisa. —Pero me funcionó, ¿no?

Harry se ruborizó.

—Pero te funcionó.

El rizado se dio cuenta de lo cerca que estaban y al parecer Louis también se dio cuenta porque le miró a los ojos y luego a sus labios, mientras pegaba sus narices y las movía de un lado a otro. Podía sentir su aroma fuertemente y se quedó embobado bajando su mirada a los labios rosados de su alfa. Con sólo inclinar su cabeza podría besarlo y luego hundir su nariz en su cuello para tener su aroma rodeandolo completamente.

En eso, el ruido de la puerta siendo abierta los hizo separarse y mirar hacia Helen que estaba entrando con Mar.

—Acá estaban. Los estuvimos llamando hace horas, ¿sus teléfonos se apagaron o qué?—les habló Helen mientras dejaba sus llaves en la mesa.

Louis y Harry se miraron cómplices y asintieron. —Sí. Y de casualidad Louis llegó al depa.

—Bueno, ya me tengo que ir a mi casa, solo acompañé a mi omega.—terminó de explicar Mar mientras se despedía con un beso de Helen.

—Yo creo que también debería irme.

Harry hizo un puchero pero asintió y sonrió cuando Louis le dio un beso en el cachete de despedida.

sending love letters☆ lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora