Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto.
Summary: Hinata y Sasuke comparten una cama durante una misión.
SasuHina Month Día 20
xxx
Una cama compartida
Habían estado caminando desde hace ya varios días, pasaron por variadas aldeas y bosques, pero finalmente estaban cerca de su destino. Las bajas temperaturas y los paisajes nevados confirmaban su progreso. Hinata Hyūga y Sasuke Uchiha, ninjas de la Aldea Oculta de la Hoja, se encontraban en una misión especial. Kakashi, el Rokudaime Hokage, les había confiado la entrega de un pergamino especial a Mifune-sama en el País del Hierro. La travesía fue larga y peligrosa, ya que tuvieron que atravesar terrenos inhóspitos y enfrentarse a algunas amenazas menores en el camino.
El día era frío y estaba muy nublado cuando reanudaron su viaje aquella mañana. Sasuke, siempre imperturbable y concentrado en su misión, caminaba a la vanguardia, mientras que Hinata lo seguía de cerca, con su Byakugan iba observando a su alrededor. La Hyūga era quien llevaba consigo el pergamino, que estaba protegido por sellos y ataduras, que se asegurarían de que nadie, aparte de Mifune, pudiera acceder a su contenido.
Durante el día, avanzaron sin grandes inconvenientes. Sin embargo, conforme se acercaba la noche, la temperatura comenzó a descender drásticamente. El frío polar se colaba por sus ropas, haciendo que cada paso fuera más difícil de dar.
—¡U-Uchiha-san! —lo llamó la heredera del clan Hyūga—. Deberíamos b-buscar refugio. No p-podemos arriesgarnos a morir congelados —sugirió mansamente Hinata, temblando ligeramente por el clima gélido.
Sasuke asintió estoico, y empezaron a buscar algún lugar donde poder resguardarse. Caminaron un poco más y pronto encontraron una pequeña posada en las afueras de una humilde aldea de herreros y artesanos. La posada, aunque modesta, les prometía un descanso agradable y la posibilidad de resguardarse del frío.
Al entrar, fueron recibidos por el cálido chisporroteo de la chimenea y la agradable calidez que emanaba del fuego. El posadero, un hombre amable y corpulento, con una barba canosa, les asignó una habitación, que lamentablemente tenía una sola cama, ya que el pueblito estaba abarrotado con comerciantes que iban los productos que ahí se fabricaban.
La habitación era sencilla, pero acogedora, en un extremo había un grueso futón doble y en el otro una mesa baja con cojines, también había una pequeña ventana que dejaba entrar la tenue luz de las farolas del exterior. Sasuke se quitó la capa y se sentó en uno de los cojines frente a la mesa, debían revisar los sellos del pergamino para asegurarse de que no hubieran sufrido daños durante el viaje.
—Hyūga, ven aquí —ordenó—. Necesitamos revisar el estado de los sellos del pergamino y asegurarnos de que estén intactos —dijo Sasuke, levantando la vista hacia la kunoichi de ojos claros.
Hinata asintió tímidamente y se acercó a él. Sacando el objeto en cuestión de su mochila, ambos centraron toda su atención en el pergamino que reposaba sobre la mesita.
—¡A-ah! Parece que e-está en perfecto estado. Los sellos han resistido la humedad de la nieve —comentó Hinata, aliviada.
Sasuke asintió, guardando el pergamino con cuidado, ya que él lo custodiaba durante las noches.
En ese momento, un escalofrío recorrió el cuerpo de Hinata, quien miró hacia la ventana. La nevada se intensificaba, anunciando una noche más gélida de lo esperado.