chapter III

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—¿Quién quiere leer el siguiente capítulo?—pregunto apolo quién ya se había cansado de leer

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—¿Quién quiere leer el siguiente capítulo?—pregunto apolo quién ya se había cansado de leer

—yo!—respondio poseidon, rápidamente nerea giro su cabeza donde su papá

—uh papá yo creo que no es lo mejor que leas los primeros capítulos—dijo esta

—¿porque?—

—ya veras pero lo mejor es que no—

—yo quiero leer— dijo piper

Tres ancianas tejen los calcetines de la muerte—leyo piper Rápidamente

—bonito título—dijo Leo alzando una ceja

Estaba acostumbrada a tener experiencias raras de vez en cuando, pero solían terminar pronto. Aquella alucinación veinticuatro horas al día, siete días a la semana, era más de lo que podía soportar. Durante el resto del curso, el colegio entero pareció dispuesto a jugármela. Los estudiantes se comportaban como si estuvieran convencidos de que la señora Kerr —una rubia alegre que no había visto en mi vida hasta que subió al autobús al final de aquella excursión— era nuestra profesora de introducción al álgebra desde Navidad.

De vez en cuando yo sacaba a colación a la señora Dodds, buscando pillarlos en falso, pero se quedaban mirándome como si fuera una psicópata. Hasta el punto de que casi acabé creyéndolos: la señora Dodds nunca había existido.

Casi.

apuesto lo que sea a que fue grover

—¿lo dudas?

Este volteo a ver la pared que era bastante bonita

Grover no podía engañarme. Cuando le mencionaba el nombre Dodds, vacilaba una fracción de segundo antes de asegurar que no existía. Pero yo sabía que mentía.

—grover el curso para ti va a ser totalmente gratis

Algo estaba pasando. Algo había ocurrido en el museo.

enserió

—no lo puedo creer

—Nunca lo hubiera imaginado

No tenía demasiado tiempo para pensar en ello durante el día, pero por la noche las terribles visiones de la señora Dodds con garras y alas coriáceas me despertaban entre sudores fríos.

—el primer mounstro nunca se olvida es de lo peor

El clima seguía enloquecido, cosa que no mejoraba mi ánimo. Una noche, una tormenta reventó las ventanas de mi habitación me levante enojada a gritar al cielo lo extraño fue que la tormenta paro.
Unos días más tarde, el mayor tornado que se recuerda en el valle del Hudson pasó a sólo ochenta kilómetros de la academia Yancy. Uno de los sucesos de actualidad que estudiamos en la clase de sociales fue el inusual número de aviones caídos en el Atlántico aquel año.

NAZ-[PJO]-wtmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora