Chapter XVII

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—Ne gustaría leer el capítulo— dijo poseidon acomodándose en su trono

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—Ne gustaría leer el capítulo— dijo poseidon acomodándose en su trono

Una de las moiras le entrego en libro

Me ofrecen una mision—leyo posidon mientras cerraba los ojos, ya veía que no tendría una lectura nada tranquila

Algunos Dioses estaban incrédulos, como le dieron una misión a una niña que si mucho podía defenderse

A la mañana siguiente, Quirón me trasladó a la cabaña 3.
No tenía que compartirla con nadie. Gozaba de espacio de sobra para todas mis cosas: el cuerno de
Minotauro, un juego de ropa limpia y una bolsa de aseo. Podía sentarme a mi propia mesa, escoger mis actividades, gritar «luces fuera» cuando me apeteciera y no escuchar a nadie más

Se escucharon risitas imaginado a nerea gritando sola

Pero me sentía totalmente deprimida.

Poseidon apreto levemente los dedos en el libro, tenía una idea de porqué su hija se sentía de esa manera y sabía que no le iba a gustar la respuesta

Justo cuando empezaba a sentirme aceptada, a sentir que tenía un hogar en la cabaña 11 y que podía ser una niña normal —o tan normal como se pueda cuando eres mestizo—, me separaban como si tuviera una enfermedad rara.

Poseidon suspiro levemente, se imaginaba que el era el causante del estado de ánimo de su hija

Los semidioses hicieron muecas, se había comportado muy mal con nerea cuando se reveló su padre divino.

Nadie mencionaba el perro del infierno, pero tenía la impresión de que todos lo comentaban a mis
espaldas. El ataque había asustado a todo el mundo. Enviaba dos mensajes: uno, que era hija del dios del mar; y dos, los monstruos no iban a detenerse ante nada para matarme. Incluso podían invadir el campamento que siempre se había considerado seguro

Annabeth suspiró esa vez no había sido un accidente

Los demás campistas se apartaban de mí todo lo posible. Después de lo que les había hecho a los de
Ares en el bosque, la cabaña 11 se ponía nerviosa conmigo, así que mis lecciones con Luke ahora eran
particulares. Me presionaba más que nunca, y no temía magullarme en el proceso.

—Vas a necesitar todo el entrenamiento posible —me dijo, mientras practicábamos con espadas y antorchas ardiendo—. Vamos a probar otra vez ese golpe para descabezar la víbora. Repítelo cincuenta veces.

Annabeth seguía enseñándome griego por las mañanas, pero parecía distraída. Cada vez que yo decíaalgo, me reñía, como si acabara de darle una bofetada. Después de las lecciones se marchaba murmurando para sí: «Misión… ¿Poseidón…? Menuda desgracia… Tengo que planear algo…»

Posedon arqueo las cejas, no le gustaba nada que esa hija de Atenea fuera amiga de su pequeña nerea

Incluso Clarisse mantenía las distancias, aunque sus miradas cargadas de veneno dejaban claro que quería matarme por haberle roto la lanza mágica. Deseé que me gritara, me diera un puñetazo o algo así. Prefería meterme en peleas todos los días a que me ignoraran.

NAZ-[PJO]-wtmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora