Chapter XII

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—nerea Jackson, te presento a la cabaña once

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—nerea Jackson, te presento a la cabaña once.

—¿Normal o por determinar? —preguntó alguien.

Yo no supe qué responder, pero Annabeth anunció:

tan linda, siempre ayudando a la novia

—entre novias se ayudan

Apolo hizo mala cara no le gustaba ese tipo de bromas

Todo el mundo se quejó.

Un chico algo mayor que los demás se acercó.

—Bueno, campistas. Para eso estamos aquí. Bienvenido, nerea, puedes quedarte con ese hueco en el
suelo, a ese lado.

El chico tendría unos diecinueve

Las personas que de inmediato reconocieron al chico sostenieron la respiración, volverlo a ver después de tanto tiempo así sea por una pantalla se sentía extraño y melancólico

y vaya si molaba. Era alto y musculoso, de pelo color arena muy
corto y sonrisa amable.

Apolo no le importo, el se veía mejor que ese mocoso en todos los aspectos posibles

Hermes por otro lado se estaba burlando de apolo

Vestía una camiseta sin mangas naranja, pantalones cortados, sandalias y un collar de cuero con cinco cuentas de arcilla de distintos colores. Lo único que alteraba un poco su apariencia era una enorme cicatriz blanca que le recorría media cara desde el ojo derecho a la
mandíbula, una vieja herida de cuchillo.

—Éste es Luke —lo presentó Annabeth, y su voz sonó algo distinta. La miré y habría jurado que estaba
levemente ruborizada. Al ver que la miraba su expresión volvió a endurecerse—. Es tu consejero por el
momento.

—¿Por el momento?—pregunte

—Eres una por determinar —me aclaró Luke—. Aún no saben en qué cabaña ponerte, así que de
momento estás aquí. La cabaña once acoge a los recién llegados, todos visitantes, evidentemente.
Hermes, nuestro patrón, es el dios de los viajeros.

Hermes levanto una ceja

Observé la pequeña sección de suelo que me habían otorgado. No tenía nada para señalarla como
propia, ni equipaje, ni ropa ni saco de dormir. Sólo el cuerno del Minotauro. Pensé en dejarlo allí, pero luego recordé que Hermes también era el dios de los ladrones.

Miré alrededor. Algunos me observaban con recelo, otros sonreían estúpidamente, y otros me miraban
como si esperaran la oportunidad de echar mano a mis bolsillos.

—¿Cuánto tiempo voy a estar aquí? —pregunté.

—Buena pregunta —respondió Luke—. Hasta que te determinen.

NAZ-[PJO]-wtmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora