recuerdos que el tiempo no borra

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- ¿Por qué le pegaste así a Candela? - Le preguntó mi mamá a Rafael.
- Se anda viendo con el uruguayo - Respondió mientras tomaba cerveza y miraba un partido.
- ¿De que uruguayo me hablas Rafael?
- Del hermano del que anda metido con el cochi, el drogadicto ese pelado.
- ¿Era para que le pegues así? Por dios, tampoco era para tanto.
- Mira mujer, si no te gusta como la educo agarra y andate, yo no voy a dejar que está pendeja haga lo que quiera.
- Pero tiene quince años Rafael, es obvio que va a estar con alguien por dios, déjala que haga lo que quiera, mientras que menos nos rompa los huevos mejor.
- ¿Te podés callar que estoy viendo el partido? Hace lo que quieras con tu hija, mátala lo que quieras, pero déjame de joder, y al uruguayo ese, lo voy a cagar a palos.

(...)

- ¡Candela! ¡Candela! - Escuché desde la cocina.
- ¿Que pasó ma?
- Anda por ahí con tu hermano que vienen los amigos de Rafael y no te queremos acá.
- ¿Pero a dónde voy ma a esta hora? Son las 8 de la noche.
- No sé, arréglate, ¿tu tía no te había dado las llaves de su departamento antes de irse? Andate ahí.
- Bueno, ¿cuándo vuelvo?
- Mañana, cuídalo a tu hermano ¿me escuchaste? vos matate si querés pero a Sebastián lo cuidas. Dale agarra tus cosas y volve mañana antes de que venga Rafael y te cague a palos.

Y así como me obligó mi vieja agarré a Sebastián, arme una mochila y me fui. Mi tía Catalina antes de irse me hizo una copia de su llave, para que vaya siempre que lo necesite, y ahí también me dejó plata, pero prometí que solo la iba a usar para cosas importantes. Esa casa me hace acordar a mi infancia, a cuando era feliz con mi tía, cuando tenía un lugar seguro, y a dónde siempre podía ir.

- Hola Sandra ¿Cómo andás? - Dije cuándo llegue al kiosco antes de ir a la casa de mi tía.
- Hola mamita, ¿todo bien y vos? ¿que andás necesitando?
- ¿No me das un paquete de fideos y una leche en polvo para bebés?
- Si, son cinco pesos - Cuando me dijo el precio empecé a ver mis monedas y vi que tenía tres pesos.
- Uh bueno Sandra dejá, dame la leche nomás.
- Si es por la plata no te preocupes hija, otro día me pagas corazón, despreocúpate.
- Muchas gracias doña Sandra, usted es un sol, se lo agradezco un montón.
- No pasa nada mi reina, nos vemos.
- Nos vemos Sandra muchas gracias.

Sandra siempre había sido un amor, desde chiquita voy a comprar a su negocio, y siempre me trato bien.
Cuándo terminé de comprar fui a los departamentos de enfrente, que ahí vivía mi tía. Pero cuando estaba abriendo, escuché que alguien me silbaba.

- Que hace' Candela - Escuché, era el uruguayo.
- Hola uru, ¿que haces acá?
- Y vivo acá al lado, ¿Vos que haces acá? Si vivís al frente.
- Vine a la casa de mi tía.
- Aah, bien. ¿Ese es tu hijo? - Dijo sarcástico.
- No, no, es mi hermano Sebas.
- ¿Que onda Sebas? Dijo agachándose para saludarlo, me daba mucha ternura Danilo hablando con mi hermanito, pero el no le contesto.
- ¿Ya comiste uru? - Le pregunté pensando algo.
- No, no, iba a ver si encontraba algo por ahí.
- ¿Querés venir a comer con nosotros?- Le pregunté.
- No wacha, mira si voy a arruinar tu comida con tu tía.
- Pero mi tía no está, ella está en capital, me presta su casa.
- ¿Posta? fua, bien ahí, entonces si, de una.

Danilo, Sebastián y yo pasamos a la casa de mi tía, el  prendió la tele y se quedó mirandola mientras yo hacía los fideos y la leche de Sebastián, pero ellos no hablaban nada, tampoco Danilo y yo.

- ¿Que onda ustedes siempre son así de callados? - Dijo riéndose.
- En mi casa nunca hablamos, mis viejos nomás, pero Sebastián no sabe muchas palabras.
- Y pero ya se ve que es grande, ¿cómo es que no sabe hablar?
- Pasa que el no va al jardín, porque según mi padrastro lo quiere hacer bien hombre, entonces casi ni habla.
- ¿Y porque no estás en tu casa?
- Porque iban los amigos de mi padrastro a mi casa y mi vieja no nos quería ahí, igual me gusta venir a la casa de mi tía.

(...)

- Bueno, ya están los fideos, ¿me ayudas a poner le mesa? - Le dije a Danilo.
- Naah, yo nunca puse la mesa, si siempre cómo por ahí o lo que me da el cochi.
- Bueno pero acá no está el cochi así que te levantas y pones los platos - Le dije sarcásticamente, pero el me hizo caso.
- ¿Que te pasó ahí Wacha? - Danilo se había dado cuenta de los moretones que tenía en la pierna y en los brazos, del labio no se dió cuenta porque me lo había maquillado.
- Nada, nada, me caí y me lastimé.
- No nena, todos esos moretones no se hacen con una caída - Danilo me miraba con cara de preocupado, se notaba que lo estaba.
- Shh, cállate Danilo, está Sebastián y no quiero que escuche.
- Bueno wacha pero el tema no termina acá, después lo vamos a hablar, ¿me escuchaste?

Terminamos de comer y ya se habían hecho las 11 de la noche.
La había pasado re bien con el uruguayo, en un momento le intentó dar de comer a mi hermanito y el le tiró toda la leche encima, nos cagamos de risa como 10 minutos, también me contó cómo le había ido en Liniers, pero en ningún momento sacamos el tema de los moretones por suerte. Nunca la había pasado tan bien, desde que mi tía no está en la villa, nunca había vuelto a sentir esto tan lindo de reírte con alguien.

- Ya acosté a Sebas, por suerte se duerme rápido - Dije mientras me sentaba en el sillón.
- ¿Entonces ahora me vas a contar?
- ¿Que cosa?
- Deja de hacerte la boluda wacha, ¿el viejo ese te hizo los moretones, no? - Yo nomás baje la cabeza a lo que me había dicho Danilo - No tengas miedo wacha yo no voy a decir nada.
- Es que no le gustó que haya ido con vos a mi casa - Le respondí.
- ¿Siempre te pega?
- Si - Le dije en seco - Bueno creo que ya te tenés que ir Uru - Dije y me levanté del sillón para ir a la puerta.
- No intentes evitar el tema wacha, ¿no querés que duerma con vos hoy?
- No ni en pedo uruguayo, te conocí hace dos días como vamos a dormir juntos, aparte acá hay una sola cama y una cuna para Sebas.
- Bueno bueno, está bien, te lo estoy diciendo de buena onda.
- ¿Ya te vas? Me quiero ir a dormir.
- ¿Mañana desayunamos juntos, dale? - Dijo con sarcasmo.
- Si, si, dale andá - Le respondí con sarcasmo también.
- Gracias por invitarme a comer, casi siempre como solo - Me dijo mientras salíamos afuera.
- De nada, cuándo vuelva te aviso. Bueno, me voy a dormir porque se va a despertar Sebas.
- Bueno dale, nos vemos wacha - Dijo y me saludo con un beso en el cachete, se dió la vuelta y se fue.
- Nos vemos Uru.
- Eh, Candela, banca - Me dijo dándose vuelta - Mañana voy a jugar a la una en Liniers a ver si quedé, te espero a la una en la estación del tren.
- ¡Bueno, veo si puedo Uru!

Entre al departamento y me quedé pensando mientras lavaba los platos, Danilo era re lindo, pero no había onda, era muy rápido, lo conocía hace días y parecía que eran años, me gustaba como se preocupaba por mi,y como me trataba,me hacía sentir querida. Pero ignore todos los pensamientos de mi cabeza, y cuando lavé los platos me fui a dormir, pero no podía sacarme al Uruguayo de mi cabeza.

𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐕𝐎𝐒  | Danilo Sánchez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora