2. Ángeles caídos

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Malú

M: - Lucia cariño ven a cenar!

L: - Ya voy mami, un momento...

M: - No tardes que se enfría

Aprovecho para rellenar el lavavajillas y apuntar a Claudia unos recados que necesito que me haga para esta semana. He tenido mucha suerte con ella, es un encanto de niña. Es sobrina de Sol, está estudiando biología y viene unos cuantos días a la semana para echarme una mano con Lucia. Mi madre me ha ayudado muchísimo desde que empecé a trabajar y no sé que hubiera hecho sin ella. Pero aunque ella nunca me lo diría sé que está agotada la pobre, Lucía es un torbellino, no para quieta ni un segundo y mi madre ya no está para esos trotes. Además en Febrero empiezo la gira y tendrá que pasar muchas horas con ella cuando no le toque estar con su padre. Así que un día comentándolo con Sol me dijo que porqué no buscaba una niñera, yo le dije que no quería meter en casa a desconocidos y menos con mi hija. Entonces ella se acordó de su sobrina Claudia, que estaba estudiando pero en alguna ocasión le dijo que quería encontrar un trabajo que pudiera compaginar. Habló con ella y enseguida le dijo que sí. Yo ya la conocía, Había venido a varios de mis conciertos con su tía y lo había vivido con nosotros desde camerinos y flipó del ambiente tan bueno y las fiestas que nos montábamos después. Así que siempre que actuábamos en Madrid le pedía a su tía que por favor no se olvidara de ella. Era una chica alegre, cariñosa, responsable y para solo tener 23 años tenía la cabeza muy bien amueblada. Llevaba desde Septiembre con nosotras y yo no podía estar más encantada de ver el cariño que le había cogido mi hija. Jugaba mucho con ella y se notaba que de verdad disfrutaban la una de la otra.

Pasan más de 5 minutos y al ver que Lucia no viene voy a buscarla al salón. Cuando llego no puedo más que sonreír de oreja a oreja. Mi niña ha cogido todos los cojines que ha encontrado y se ha echo una casita con ellos, está tratando de poner su manta encima imagino que para hacer el techo. Me acerco y la ayudo a ponerla por encima, meto la manta por debajo de los cojines para que no se suelte y al verla acabada salta de alegría para después meterse dentro de su preciada construcción.

L: - Mami, puedo cenar aquí?

M: -No cariño, mejor en la cocina, pero el postre si puedes comértelo en tu casita, de acuerdo?

L: - Gracias mami! - Sale corriendo de la casa y se lanza a mis brazos. Yo la subo y la llevo en brazos hasta la cocina.

La acompaño sentada a su lado mientras ella cena y me pide que le cuente un cuento. Busco uno que sé que le encanta y empiezo a leérselo, ella escucha atentamente hasta terminarse todo el plato. Ha salido con buen apetito, igual que su madre, no le hace ascos a nada.

L: - Mami, puedo comerme ya el postre en mi casita?

M: - Claro que si cariño, pero antes recoge tu plato, ya sabes dónde tienes que dejarlo.

Agarra su plato y lo mete dentro del lavavajillas, luego hace lo mismo con su cubierto y vaso. Abre la nevera, coge un yogur de fresa y sale corriendo con él hacia el salón. Voy detrás de ella y me siento en el sofá viéndola disfrutar de su yogur hasta acabar con la última cucharada. Me pide que me meta con ella en su casita, pero al hacerlo se nos cae la manta encima y quedamos atrapadas bajo ella. Nos reímos a carcajadas, mientras se lanza sobre mi y me abraza.

L: - Mami eres muy grande para esta casita, jejejeje!!

M: - Si cariño, tendremos que comprar más cojines para hacerla más alta.

L: - Si mami! más cojines!!

En ese momento entra en el salón mi madre que acaba de llegar a casa. Le pedí que se viniera a dormir hoy ya que mañana tengo una entrevista temprano y Lucia no tiene cole.

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