32. La Voz: La historia de te Espero Aquí (parte 4)

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Pablo

Me cuesta creer que con todo lo que ha pasado esta noche, la tenga ahora mismo en mis brazos. Tan cerquita. Nuestros pechos pegados, su cabeza apoya en mi hombro, mis manos demasiado abajo en su espalda. Me acerco a su pelo y respiro su olor. No quiero volver a soltarla en el vida.

Antonio tenía razón cuando me lo dijo antes. Creo que ya he perdido la cabeza por esta mujer......

Continuara.........................................

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Malú

Estuvimos bailando juntos, bien pegados, varias canciones. El tiempo pareció pararse y tenía la sensación que estábamos solos en aquella sala. No hablamos nada, ni tampoco nos volvimos a mirar. Pero todo el tiempo tuve la sensación de que nuestros cuerpos y nuestras mentes estaban completamente conectados. Como si se conocieran de siempre. 

La música paró de sonar y así volvimos a la realidad. Eran las 04:10h de la madrugada y era hora de irse a casa. Me di cuenta que solo quedábamos en el local 6 o 7 personas, entre ellos Antonio y Rosario y algún miembro más del equipo. El resto se había ido ya. 

Pablo había venido con su coche y era el único que no había bebido prácticamente nada así que se ofreció a llevarnos a los 3, vivíamos a pocos kilómetros a la redonda los unos de los otros, así que pillaba de camino.

En el coche Antonio estuvo contándonos chistes, es increíble cuantos que se sabe. Cada vez que estoy con él me cuenta un montón y casi nunca repite. Encima los cuenta con tanta gracia y partiéndose de la risa de tal modo que aunque sean malos te tienes que reír por narices. 

Pasamos primero por la casa de Rosario. Nos hemos quedado solos los tres no puedo negar que estoy tensa, por saber a quien dejará primero si a Antonio o a mi. Solo de pensar quedarme a solas con él todo mi cuerpo se pone en alerta. No sé que puede pasar, pero la tensión que había mientras bailábamos hoy era evidente.

Finalmente estamos yendo hacia casa de Antonio. Yo voy sentada sola en el asiento de atrás. Y Antonio va delante con él. Llegamos y bajamos del coche para abrazarnos y despedirnos. Nos quedamos solos y Pablo me hace un gesto para que me siente ahora delante, a su lado. Era justo lo que no quería que pasara, pero rechazar su ofrecimiento y volver a sentarme atrás sería más raro. Así que me siento delante con él. 


Pablo

La tengo sentada a mi lado. Me gustaría decirle las ganas que tengo de parar el coche y besarla ahora mismo. Pero no sé si ella se siente igual. Hace un rato en la pista de baile mientras bailábamos la sentí cerca y no me refiero solo físicamente, eso es evidente, sentí que éramos  el uno del otro, dos piezas que encajan perfectas, que se entienden sin palabras. Cuando apoyó su cabeza en mi hombro sentí unas tremendas ganas de protegerla para el resto de mi vida y no dejar que nada malo le pasara nunca más. No me había sentido así con ninguna mujer, ni siquiera con Laura.  Por otro lado me sentía mal, cómo iba a decirle a la cara que la había visto con Denís esa noche, que había estado invadiendo su intimidad, es cierto que ellos no habían sido nada discretos, pero yo no debí quedarme mirando tanto tiempo. 

Llegamos a su casa. Nos quedamos lo dos parados, en silencio, durante unos minutos que parecen eternos. Me animo y agarro su mano acariciándola con mi dedo pulgar. El contacto es electrizante.  Entonces los dos giramos nuestras cabezas a la vez y nuestras miradas se encuentran. Es tan bonita, me mira con tanta timidez que me enternece, contrasta con la mirada sexual que tenía esta noche mientras ese cabrón se la follaba. Yo quiero tener a las dos Malús, las dos me vuelven loco. La tímida y la salvaje. 

Te espero siempre aquí💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora